POR PELEGRIN CASTILLO SEMAN.- El Papa Francisco debe reclamar militantemente la formación de una coalición de naciones para el rescate y reconstrucción de Haití en Haití.
Conoce todo lo que sucede en la Isla de Santo Domingo, y no debe hacerse cómplice por omisión, de un crimen internacional de poderes foráneos, que buscan seguir descargando la crisis de Haití en República Dominicana…
En Pacem in Terris, memorable encíclica de el Papa Bueno Juan XXIII, se describió espléndidamente cómo debía articularse el orden internacional, desde las estructuras de los estados nacionales hasta las organizaciones supranacionales.
Y dejó claramente establecido, lo que era el principio de subsidiaridad en el plano internacional, y cómo el derecho de las personas no puede realizarse destruyendo el derecho de las naciones…y menos para favorecer elites trasnacionales o planes imperialistas, aunque se disimulen tras engañosos discursos “humanitarios”, o se funden en visiones ideológicas redentoristas…
En el año 2000, tuve el honor de hablar en el aula Paulo VI, ante el Papa Juan Pablo II, en el jubileo de políticos y legisladores.
Lo hice en favor de la causa justa y necesaria del rescate y reconstrucción de Haití en Haití. Hoy le reiteró al Papa Francisco, ese mensaje de Verdad y Justicia, y la legítima aspiración de que su autoridad moral lo asuma ante las potencias y organismos internacionales…
Hace dos años pronuncie una charla titulada: Del Muro de la Buena Vecindad a los Puentes de la Reconstrucción de Haití…Se la voy a enviar en los próximos días al Papa Francisco, con la esperanza de que se constituya en un promotor de la paz en la Isla y la Región Gran Caribe…y convenza a los Poderosos de la Tierra, de que deben con urgencia cambiar el esquema perverso que quieren imponer, que solo ha probado que agrava los problemas de Haití y desestabiliza nuestra nación, Primada de América…
Cuando se levantó el Muro de Berlín, después de una crisis que estuvo a punto de desencadenar una escalada mayor de los conflictos entre potencias, el presidente Kennedy dijo en privado: “ No es una salida elegante, pero es preferible a una guerra”.
Los Muros, en determinados contextos, son un mal menor… Tienen razón los que dicen que la globalización nos ha tornado más cercanos, pero no más hermanos, y eso porque su base es un culto enfermizo a la ciencia y la técnica, al comercio y el lucro. Está derrumbándose- como se vino abajo la Torre de Babel-, porque solo sirve a elites soberbias y totalitarias, destruye los valores trascendentes de la humanidad, y se levanta trágicamente sobre un humanismo antropocéntrico-como lo denominara Maritain-, que ha entrado en una fase demencial… Mucha razón tiene el admirado Cardenal Sarah, cuando hace unos meses advirtió que la Iglesia Católica no debe estimular la migración desordenada, proveniente de países desintegrados, porque constituye un fenómeno asociado a las nuevas formas de la esclavitud. Reconstruir las naciones y las regiones desestabilizadas, para reconstruir el orden internacional, aunque es más exigente y complejo, debe ser el camino a seguir…
El Vaticano tampoco puede desconocer que en estos tiempos de guerras híbridas- en los que la Iglesia Católica es un objetivo importante para sus enemigos históricos-, que la migración inducida se está empleando como arma poderosa, para desestabilizar naciónes y regiones, o para construir narrativas deletéreas que sólo agravarán los problemas… La defensa de la vida desde la concepción hasta su fin natural, es una lucha indisociable de la defensa de la integridad de las familias… pero también de los cuerpos intermedios y de las naciones, las culturas, las tradiciones y las creencias religiosas. Si se destruyen las naciones se aplastan también personas, familias, culturas, tradiciones y creencias religiosas…todo en el contexto desastroso, de guerras sangrientas, aniquilación de las libertades, deshumanización brutal.
Estimular la visión de que existe un derecho universal a la migración, así como una obligación irrestricta de acogida, sólo provoca un peligroso efecto llamada y más desorden migratorio, sólo favorece a las elites totalitarias que impulsan el imperialismo globalista, y que están llevando al mundo al abismo de confusiones y conflictos interminables…
El diseño de un orden global dominado por potencias y elites imperialistas-tras el derrumbe de la URSS y el campo socialista-, buscaba destruir las naciones, borrar fronteras, diluir identidades, para crear una identidad global, a partir de un multiculturalismo y un multilateralismo deleznables y utópicos, tras los cuales se abriría paso una nueva forma de imperialismo, que “usaría más de los recursos de poder blandos que de los duros”. Consciente de los nuevos peligros que asechaban, el Papa San Juan Pablo II, abogó en un memorable discurso ante la Asamblea General de la ONU por una Carta del Derecho de las Naciones. Ya antes, Paulo VI había columbrado, que tras el ataque multiforme a la vida del no nacido y la familia natural, se procuraba abrirle paso a la utopía ominosa y antinatural del Trans-humanismo. La experiencia histórica demuestra que esas metas siniestras sólo se pueden asegurar si se destruye primero que nada la soberanía de las naciones…
La Iglesia polaca es un magnífico ejemplo de vinculación de lo nacional con lo universal: en un momento crítico de la historia universal, San Juan Pablo II pudo demostrarle al inmenso imperio ateo “donde estában las divisiones del Papa”…Demostró también que no había contradicción entre patria y humanidad. Después de todo- como dijo Martí-, ”la Patria es el pedazo de la humanidad que nos queda mas cerca”… En su obra Memorias e Identidad, el Papa San Juan Pablo II explica espléndidamente el valor de la patria-nación, y porqué debe cuidarse y respetarse. Habló el Santo a la vez que el Patriota polaco. Hoy Polonia y sus vecinos- cómo toda Europa-, están amenazados más que nunca por una migración-muta, como arma del arsenal de las guerras hídridas…
La Iglesia Católica cometió un grave error histórico cuando condenó la desesperada lucha de los mambises por la independencia de Cuba, mientras apoyaba la metrópoli imperial. Cuando se pierde el vínculo con realidades concretas e históricas de cada nación, a partir de enfoques ideológicos globales, por un error de apreciación o por responder a los intereses dominantes…se pierde algo muy importante, vital, que después resulta difícil de recuperar….
En la República Dominicana, el proceso de formación nacional y la identidad dominicana no se entienden sin el papel protagónico de la Iglesia Católica y del Cristianismo, aunque la cristianización acuse debilidades notables…La Nación Dominicana necesita más que nunca de sus pastores católicos y evangélicos en la lucha por su supervivencia, porque dicha lucha tiene una dimensión espiritual muy profunda, y estos no le deben fallar.
Papa Francisco: en República Dominicana no necesitamos un Muro tan alto como el del Vaticano, pero si agradeceríamos mucho que la diplomacia vaticana sea aliada del pueblo dominicano- que es a la vez ser aliada del pueblo haitiano-, para buscar una solución internacional a problemas de Haití en Haití. Sin esta, sobrevendrá una tragedia terrible,que cargará en la conciencia de los que se confabularon para cometer una gran injusticia, o fueron indiferentes, como aquellos que pasaron de largo al ver al herido tendido en el camino… En el 2013, le envié una carta al Papa Francisco, explicativa sobre la situación extrema de Haití, y de los peligros que se ciernen sobre la Isla y Región del Caribe, por los planes criminales de grandes potencias y Organismos Internacionales, de descargar esa crisis sobre RD. Entonces, reclamé su intervención. Hablé ampliamente con su Nuncio Okolo. Hoy le reiteró esa posición, que es también compartida por una gran mayoría de dominicanos. Esperamos su respuesta. Créame, Papá Francisco, los dominicanos y los haitianos, en la Isla de Santo Domingo, lo necesitamos como aliados.