La petición de revisión institucional presentada por el Movimiento Matrimonio Feliz hacia La Casa de Alofoke 2 encontró respuesta directa durante la emisión del reality.
Santiago Matías, conocido como Alofoke, sostuvo que “ni el Ministerio de Cultura ni el Gobierno” pueden intervenir un contenido alojado en YouTube, debido a que la plataforma opera bajo sus propios términos, condiciones y estándares de comunidad. Al mismo tiempo, señaló que la educación de los menores corresponde primordialmente a los padres y no al Estado.
El pronunciamiento reactivó un debate nacional que combina libertad de expresión, regulación cultural, protección infantil y responsabilidad digital.
Según la producción del formato, cualquier evaluación pública debe considerar el marco tecnológico en el que funciona el reality y los mecanismos de moderación que YouTube aplica a contenidos señalados como sensibles.
Libertad de creación y protección infantil
Durante su intervención, Alofoke planteó que los políticos deberían concentrarse en servicios, empleo y seguridad, mientras que el consumo de contenidos en línea requiere alfabetización mediática, supervisión adulta y uso de controles parentales. Su comentario generó reacciones diversas, desde apoyo a la autonomía creativa hasta llamados a reforzar la regulación de contenidos que puedan ser accesibles para menores.
Analistas consultados recomiendan que el debate se centre en criterios objetivos y verificables: franjas horarias, advertencias de contenido, clasificación por edades, herramientas de control en dispositivos y lineamientos claros de convivencia digital. También consideran que, para cumplir políticas de plataformas y evitar conflictos de moderación, es fundamental evitar ataques personales y mantener un diálogo basado en normas.
Regulación, monetización y bienestar familiar
Expertos en brand safety y monetización digital recordaron que la claridad en reglas de contenido, la clasificación por edad y el control parental favorecen la estabilidad del RPM/CPC y la confianza de los anunciantes en publicidad programática. Señalan que es posible equilibrar creatividad con protección de audiencias mediante cumplimiento editorial, moderación en tiempo real y responsabilidad compartida entre plataformas, creadores y usuarios.
Desde la óptica de bienestar familiar, se sugiere promover el uso de perfiles infantiles, listas seguras y conversaciones en casa sobre consumo responsable. Paralelamente, iniciativas públicas pueden fortalecer orientación escolar, alfabetización digital y protocolos de denuncia ante contenidos inapropiados.
El Movimiento Matrimonio Feliz insiste en que su solicitud no persigue confrontación, sino una revisión formal bajo el marco de Espectáculos Públicos vigente, argumentando que ciertos pasajes chocan con valores éticos y familiares. También expresaron disposición a colaborar en programas de educación en valores y convivencia.
ANDRES TOVAR
