POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- Culmina el año 2020 que nadie en este mundo pudo imaginarse que sería tan aciago. La pandemia del Covid-19 ha hecho estragos sin precedentes tan globales en la historia de la humanidad. Ha sido enorme la cantidad de muertos y contagiados, como las devastadoras secuelas económicas, con su dolorosas pérdidas de empleos y aumento de la pobreza.
La pandemia del Covid-19 está hoy cerrando el año 2020 en un punto máximo en muchas partes del mundo, con la preocupante noticia de que en Inglaterra ha mutado el virus a otro mucho más contagioso que el ya conocido.
La buena noticia dentro de este sombrío panorama es que Dios ha permitido que la ciencia médica haya desarrollado y probado fármacos para controlar y aminorar la letalidad del virus, y que se ha iniciado la vacunación masiva de la población en EU y Europa, aunque todavía existe mucha aprehensión en la población mundial acerca de los posibles efectos secundarios o efectividad real de las vacunas.
Esta gran crisis de la pandemia no ha afectado gravemente la economía de China, que es la única que ha crecido en 2020. El país que no tiene en su inmensa población gran incidencia del Covid-19.
China pudo contener efectivamente el Covid-19 para que no se propagara en su capital y su extenso territorio. Sin embargo, inexplicablemente el Gobierno chino no hizo ese mismo esfuerzo para evitar que el letal virus saliera de China al extranjero. Más de seis millones de pasajeros pudieron salir libremente entre diciembre y enero de China, a pesar de que su gobierno sabía lo que ocurriría en los destinos de esos pasajeros.
En nuestro país los efectos son muy graves. Además del alto número de contagiados y fallecidos por causa de este virus, nuestra economía decreció en 5.5% dice la CEPAL, en un tiempo en el endeudamiento alcanza el 70% del PIB, según la misma fuente.
La combinación letal entre plagas, la del saqueo sin precedentes del gobierno anterior y la pandemia de Covid-19 tiene potencia destructiva de gran calado.
En nuestro país, la buena noticia de 2020 es que en medio de la gran calamidad, nuestro pueblo salió a votar valientemente a pesar del virus. Defendió su democracia, y expulsó del poder a Danilo Medina, a sus hermanos, cuñados y a la camarilla del poder. La República Dominicana tiene un nuevo Presidente que está haciendo un esfuerzo serio por el rescate moral y económico del Estado que recibió en ruinas el 16 agosto.
Por duras que sean las circunstancias que tenemos de frente, exhorto a los dominicanos a no perder la fe en el porvenir. La crisis pasará y podremos celebrar un futuro mejor que este fatídico año.
No quiero cerrar este artículo sin recordar de manera reverente a todos los seres humanos que han pedido la vida en esta pandemia en nuestro país y el mundo. A sus familiares que con gran tristeza despiden el 2020 sin sus seres queridos, que Dios les dé consuelo y resignación. Darle gracias a Dios por los que hemos sobrevivido hasta ahora junto a nuestros seres queridos. Dios tiene el control. Sigamos rogándole que sane, proteja y libere toda la tierra.