POR JULIO MARTINEZ POZO.- ¿Qué pensamientos llevaron al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, a desembarcar con ocho hombres en la bahía de Ocoa, creyéndose en capacidad de derrocar el régimen del presidente Joaquín Balaguer?
1-Subestimación de la raigambre del liderazgo político de Joaquín Balaguer, al que se le creía ser instrumento volátil de los Estados Unidos y de sectores económicos vernáculos, sin carácter ni popularidad. Pero que nunca fue incondicional de nadie, y que en una sociedad en la que la mayoría de la población era rural, enterraba raíces donde nadie las había llegado.
2-Una doctrina que se instauró en el desempeño del marxismo sin ninguna comprobación: el foquismo, que tomó a la revolución cubana como espejo de que se podían desarrollar revoluciones sin esperar que estuvieran dadas las condiciones objetivas y subjetivas. Así lo teorizó Amadeo Bórdiga, y lo reafirmaron y ampliaron Louis Althusser y Regis Debray.
Pero en la práctica, que Bill Gate define como el valle de la muerte al que concurren las buenas ideas a exhalar su último suspiro, el foquismo resultó un rotundo fracaso en el Congo, con Desiré Kabila; y en Bolivia con Ernesto Che Guevara.
3-El compromiso moral con los Palmeros, encabezados por Amaury Germán Aristy, ubicados y acribillados en una cueva en las proximidades de Boca Chica, en 1972, después que se habían levantado en armas con los mismos propósitos que enarbolaron los guerrilleros de Caracoles.
Focalizado en el entrenamiento de su grupo y aislado de la realidad dominicana, Caamaño tal vez pensó que el hastío con Balaguer era tal, que enteradas de la existencia de un foco guerrillero, las masas saldrían en su respaldo, pero además de requerir una crisis económica, eso precisaba de unos apoyos políticos que él no tenía fraguados.
Tampoco contaba con algo imprescindible para enfrentar a un Estado, el apoyo de otro Estado, porque el que desde el año de 1959 tenía el propósito de expandir su revolución a otros pueblos de la región latinoamericana, en 1966, después de la crisis de los misiles, se había desentendido de esa idea por lo pactado entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
El desembarco de Playa Caracoles fue un punto de inflexión en la democracia dominicana que provocó la ruptura de los liderazgos de Juan Bosch y de Peña Gómez, es decir la división del PRD apenas un año antes de las elecciones de 1974, facilitando una cómoda reelección de Joaquín Balaguer.
El PRD y las izquierdas aprovecharon el hecho para tratar de sepultar la figura política del profesor Juan Bosch, líder de un nuevo partido que pasaría a llamarse de la Liberación Dominicana, con la calumnia de que había traicionado al coronel Caamaño, sin importar el testimonio que había publicado el dirigente del Partido Comunista Dominicano, Carlos Dore Cabral, de que había sido portador de una carta en la que Bosch comunicaba a Caamaño su desacuerdo con una aventura guerrillera, y lo exhortaba a presentarse como un líder democrático.
En el momento en que Caamaño penetraba a la Bahía de Ocoa, Juan Bosch, a través de Emilio Ludovino Fernández recibió un mensaje de Caamaño que nada tenía que ver con su desembarco, y cuando le hablaron de otra persona llamada Toribio Peña Jáquez que decía haber llegado con el coronel de abril, lo dudó porque no conocía a ese portavoz, ni tenía en esos momentos formas de indagar su fiabilidad.