POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Dicen que “nunca es bueno cambiar de caballo cuando se está cruzando un río”- eslogan que se utilizó durante una campaña electoral para justificar la reelección del presidente Joaquín Balaguer.
El presidente Luis Abinader pronto anunciará su aspiración de continuar al frente del gobierno cruzando un río, largo, ancho y caudaloso, con fuertes corrientes subterráneas, capaz de arrastrar a cualquier jinete inexperto a las profundidades.
Luis asumió la presidencia en medio de una crisis como pocas veces se han visto, fruto de la pandemia del coronavirus, que puso en jaque al mundo, paralizando las inversiones, deteniendo el sistema productivo, elevando los costos de todos los productos, principalmente los alimenticios y los carburantes; el turismo se fue al suelo, los empleos se perdían en masa, las industrias cerraban, al igual que las zonas francas, el sector agropecuario casi colapsa.
En fin, Abinader encontró un país prácticamente en ruinas, una ruina no solo económica, sino moral, fruto de la hipercorrupción que reinaba durante los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana de Leonel Fernández y Danilo Medina.
Sin embargo, el país salió rápidamente del hoyo, increíblemente. Lo reconocen organismos internacionales y gobiernos amigos. Miles de millones de pesos se invirtieron a través de políticas públicas correctas y efectivas.
El gobierno protegió, tanto a los pobres como a los sectores productivos para que ninguno de los dos fuera perjudicado, logrando así la paz pública y la gobernabilidad.
Y no bien la República Dominicana salía airosa de la covid-19, estalló la guerra de Rusia, Ucrania Estados Unidos y Europa del Este a través de la OTAN, con sus nefastas consecuencias para la paz y la gobernabilidad.
Hemos sido de los países menos afectados tanto por el COVID, como por la guerra, gracias lógicamente, a la política desarrollada por el gobierno.
Luís Abinader ha sido, pues, un estadista en todo el sentido de la palabra, ganándose el respeto y la admiración de su pueblo y de otros líderes mundiales que lo han felicitado por el correcto manejo de las crisis que ha tenido que enfrentar.
Probablemente se han cometido errores en el camino, pero los aciertos han sido muy superiores. Es por eso que “nunca es bueno cambiar de caballo cuando se está cruzando un río”.
Ahora bien, algunos, incluso dentro del propio Partido Revolucionario Moderno consideran que “Luís tiene que relanzar el gobierno” cambiando o sustituyendo una buena parte de los funcionarios. Probablemente sea cierto, pero ¿por qué si en medio de tantas dificultades el gobierno ha sido exitoso?
Creo que se debe hacer una evaluación. Los funcionarios deben ser sustituidos o cambiados en función de sus respectivas competencias.