Campaña insulsa

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- No sé si hay electores, entre los cuales está el suscrito, que nos hemos quedado en las décadas de los 80 y 90 de la política nacional, donde los candidatos presidenciales solían, conjuntamente a reputados técnicos de sus respectivas entidades, hacer un levantamientos en torno a los problemas de la sociedad y partiendo de la realidad en los órdenes político, económico, social, cultural, etc., presentar propuestas de solución a los ciudadanos con derecho al sufragio.

La campaña para los comicios de febrero y mayo empezó. ¿Y cómo empezó? En lo que va de enero se ha observado, sobre todo en los medios electrónicos y redes sociales, agresividad verbal, insultos y descalificación moral del adversario. Políticamente es correcto que, desde su rol de oposición, la Fuerza del Pueblo se las juegue haciendo denuncias respecto a los asuntos gubernamentales, pues cualquier información de irregularidad, quiérase o no, es un aporte que se le hace a la población, en la medida en que sea con pruebas.

Pero también le corresponde al Gobierno defenderse y responder a las imputaciones de actos delictuosos. No lo hace. Y al no defenderse, surge una especie de nebulosa, generando descontento y confusión en muchos electores. Desde el Gobierno, contrariamente, se contraataca con acusaciones de hechos penales ocurridos en el pasado, como si se tratara de una carrera basada en el que tenga menos actos reñidos con la ley la ética.

El narcotráfico y la corrupción pública son actos bochornosos, sean viejos o nuevos. Y una campaña que descansa en la descalificación recíproca genera mucho escepticismo, lo que podría elevar el nivel de abstención, que históricamente se ha situado en un 30% –sin contar los certámenes de 2020, que, como se sabe, el problema de la pandemia provocó que mucha gente se quedara en su casa–, pero en esta oportunidad podría dispararse a un 40%.

Ojalá y en lo que resta de campaña se cambie de estrategia y los candidatos presidenciales hablen sobre lo que piensan hacer para resolver problemas prioritarios, como la inseguridad ciudadana, el costo de la vida, tema haitiano, pobreza, salud, educación, seguridad social, energía, agua potable, vivienda, deuda externa, política monetaria y otros.

Abinader debía motivar más al electorado diciendo para qué desea continuar por cuatro años más. ¿Qué le faltó hacer en el presente período, que requiere de otro adicional? De igual manera: Leonel Fernández, que fue presidente de la República durante doce años, tiene que convencer a los dominicanos sobre la necesidad de su regreso al poder.

Por lo menos la clase media demanda de un discurso persuasivo y ambos debían de enfocarse en las ventajas que ofrecen para sufragar por uno o por otro.

Eso de votar por el que es puntero en las encuestas no tiene razón de ser, al menos que se procure trepar y seguir beneficiándose del poder de forma particular. No es como se cree, en el sentido de que todo está definido, pues hay un amplio segmento del electorado que todavía carece de definición.

Salir de la versión móvil