¿Despejarán la controversia sobre quién es mejor, u obligarían otra saga? La pelea este sábado entre Saúl –Canelo- Álvarez y Gennady Golovkin será un menú tan variado como opciones de resultado, a pesar de la marcada diferencia etaria de ambos, y cuyo gran protagonista estaría fuera del ring: el jurado.
Los combates anteriores son la razón unánime para la repetida saga, sobre todo porque en ambos el jurado creó un ruido ensordecedor, con la consabida “extraña” puntuación que otorgara la jueza Adalaide Byrd (118-110) a Canelo en el primer encontronazo, en que mayoritariamente el mundo vio ganar a Golovkin.
Esta trilogía, aunque “se le pasó el tiempo”, llega con gran efervescencia, y más que todo, el negocio deberá evitar la repetición de los capítulos anteriores.
El pleito viene con el gran morbo por el positivo de Canelo previo a la cita anterior contra GGG, que lo hace más personal que deportivo… ¡a sangre y fuego!
En cinco ocasiones, un “longevo” derribó los pronósticos: Max Schmeling, de 32, venció a Joe Louis (22) en 1936; Roberto Durán lo hizo dos veces (1983, con 32 ante David Moore, de 22 y 1990 teniendo 39, a Iran Barkley, de 26); George Foreman (46) noqueó al invicto Michael Moorer (25) y Bernard Hopkins, de 48, ante el invicto Travel Scott (30), en 2013.
“Filo con filo…”
Mucho cuidado si el estilo romano del kazajo convierte la reyerta en un inesperado nocaut del mexicano. Porque insistir en una pelea a sangre y fuego, obligaría a Canelo ser más frontal y esperando con la piedra en manos.
Golovkin llega al antagonismo con “poco que perder”, desfavorecido in crescendo por los años, sin el alcance de Bivol -clave para compensar déficits- versus un Canelo de gran caja toráxica, que le permite mayor musculatura-, además de que no visita la lona.
Con todo y noquear a Murata, la condición del nuevo rival y el peleón que le dio Derevyanchenko, habría estrecho margen de éxito para GGG, en un recinto donde Canelo “sólo pierde” recibiendo la misma tundra casi improbable ante Bivol.
Si Golovkin puede tener buen chance, es golpeando a Canelo con ostensible daño, combinado con la velocidad que muestra en su peso (160) y hacer tan buena defensa como en la primera pelea, lo que luce difícil por la edad y sin las herramientas del verdugo ruso.
Presión jurada y destinos
Se habla mucho de la enorme presión que arrastra la saga para el claro favorito, Canelo. Pero los jueces parecen cargar el mayor peso de la trifulca. Así lo dictaron las anteriores.
El jurado llega amenazado con su apreciación, principalmente Dave Moretti y Steve Weisfeld, consuetudinarios en peleas de Canelo y bajo lupa por sospecha de “cartones automáticos”.
Y todo, por la escasa probabilidad de nocaut, con la advertencia del GGG de que esta vez los jueces deben ser imparciales, porque “están bajo el escrutinio mundial”.
Por igual, el esperado sábado sangriento marcará la ruta de cada gladiador. Si gana Golovkin, su brújula señalará al verdugo de Canelo, con quien unificaría títulos.
Pero la prioridad es el presente. El GGG deberá demostrar que puede contra todo, incluyendo una nueva fisonomía (nunca subió de 160 libras). Y lo que se ha visto en los entrenamientos promete pleito a muerte, contra un Álvarez que las tiene juradas.
¿Buscaría el mexicano revancha ante Bivol? Su panorama es difuso, porque lo ulterior pasa por los variados tintes del pleito con Golovkin, compelido a liquidarlo sin resquicios de duda. Y el kazajo resulta un enigma procurando reivindicarse como genuino matador aún a sus 40 abriles.
Nadie puede descartar ninguna opción parida por esta obtusa revancha. Si Álvarez vuelve a caer, desaparecerá de los grandes escenarios, pero el empate o triunfo de GGG traería la tercera saga. Una victoria con poco rédito igual lo ahogaría bajo mar de cuestionamientos.
FAUSTO JIMENEZ