SANTIAGO DE LOS CABALLEROS.- Los hospitales públicos José María Cabral y Báez y el pediátrico Arturo Grullón comenzaron a aplicar los protocolos de seguridad sanitaria ante el aumento de pacientes que acuden a las consultas.
En el Cabral y Báez, un empleado utiliza un lector digital para medir la temperatura y gel antibacterial para los usuarios del servicio. Además, junto a un equipo de cinco militares apostados en la parte frontal por la calle sabana Larga, obliga al distanciamiento físico y uso obligatorio de mascarillas.
También han dispuesto horarios de consultas matutina y vespertina, a fin de organizar turnos con tiempos amplios entre los mismos, con una frecuencia que permita atención al paciente y posterior limpieza y desinfección de áreas. El tiempo de consulta puede variar de 15 a 30 minutos, de acuerdo a la especialidad.
“El contexto de la pandemia por la COVID-19 nos llevó a adoptar logísticas y dinámicas diferentes sobre el funcionamiento de los actores dentro del sistema de salud”, apunta Johnny Lama, director de comunicaciones del centro sanitario.
En algunos casos decidieron postergar consultas y procedimientos no prioritarios con el objetivo limitar la circulación de personas y, por ende, la posibilidad de transmisión viral, así como impedir exposición innecesaria del personal de salud.
Un equipo trabaja en instruir sobre distancia al sentarse en sala de espera y un personal de atención al usuario realiza un cuestionario estándar de protocolo como síntomas sospechosos para la COVID-19, historia familiar o nexo epidemiológico. Ante la restricción de admisión a consulta externa a personas que presenten síntomas relacionados a la COVID-19, en este caso se activará el protocolo correspondiente.
En el caso del hospital pediátrico Arturo Grullón, las medidas sanitarias para los que acuden para consultas y emergencia, es menos drástica. Solo se aplica el distanciamiento social y el uso de mascarillas. Sin embargo, también cuenta con un equipo de seguridad para hacer cumplir las normas.
MIGUEL PONCE