Una ola de calor trae consigo el aumento de la temperatura, que, a su vez, eleva el nivel de irritabilidad y agitación, pudiendo desencadenar en dificultad para el control de las emociones.
La psicóloga clínica María de la Cruz explicó que estas reacciones al calor son más comunes en personas con procesos psicoemocionales o que ya son pacientes de alguna consulta de salud mental.
«Ante una conducta, hay un pensamiento y luego del pensamiento, hay una emoción», dijo la terapeuta cognitivo conductual.
Así como el calor cambia el estado de ánimo invitando a disfrutar de la playa o la piscina, cuando llueve también sucede lo contrario, y es típico del dominicano preparar un sancocho o simplemente, quedarse acurrucado en casa.
«En el caso del calor extremo que estamos viviendo, tiene consecuencias en nuestro estado anímico, las principales son: irritabilidad, agitación, impaciencia«, aseguró De la Cruz.
«El malestar físico aumenta, los niveles de estrés y dificulta el control de las emociones, por eso es que se pueden evidenciar eventos de agresividad en las calles», agregó.
El calor también produce fatiga y deshidratación, por el esfuerzo físico adicional que hay que hacer; impacta las rutinas, haciendo que se posterguen planes hasta luego que baje el sol.
En otras ocasiones, los cambios de temperatura inciden en pérdida de peso, cambios de humor, pensamientos maniacos y en casos más graves, pensamientos suicidas.
La especialista aclaró que el Trastorno de Afectividad Estacional no es tan marcado en nuestro país porque no hay un cambio brusco entre las estaciones, pero sí se sienten los picos de calor en verano y temperatura fresca en invierno.
Este planteamiento no es nuevo, ya en 2010, Craig Anderson, investigador de la Universidad de Iowa, había realizado un estudio donde analizó los crímenes violentos cometidos en Estados Unidos entre 1950 y 2008, determinando que un aumento de 4.4°C en la temperatura anual eleva la tasa de asaltos y asesinatos.
«El calor aumenta la agresividad porque pone a la gente de mal humor, provoca reacciones como, por ejemplo, apretar el puño o responder con un insulto mayor. En caso de un accidente, esto puede llevar a un intercambio de insultos, golpes o a una acción más grave», sostuvo De la Cruz.
Cultura de preparación al verano
La psicóloga del Centro Balance Room propone cultivar una cultura de preparación, saber, por ejemplo, que la factura de la luz va a subir porque se va a usar más el acondicionador de aire en verano; que los niños no van a estar en el colegio y hay que buscarles un campamento o actividades para mantenerlos ocupados.
Lo importante en esta cultura de preparación es aprender a ver lo positivo de cada situación.
La especialista prioriza preservar la salud mental, enfocarse en lo positivo que tiene el verano, «por algo millones de turistas vienen al país cada año», asegura.
La terapeuta insta a controlar el consumo de bebidas alcohólicas y a mantener una buena hidratación y alimentación.
«El consumo de alcohol está muy conectado con las conductas agresivas. Aquí lo vemos como: vamos a tomarnos una cerveza para refrescarnos y esa cerveza lleva a otra», explicó.
Es vital mantener una rutina regular del sueño; practicar la gratitud; buscar apoyo profesional si está enfrentando dificultades emocionales; contar con una red de apoyo de amigos y familiares. Asimismo, practicar el autocontrol y pensar en las consecuencias de los actos si se deja llevar por la ira.
De la Cruz señaló que «las personas con alergias son más susceptibles a temas de irritabilidad por el calor».
Finalmente, la terapeuta invita a «hacer pausas» en medio de la ola de calor, que, aunque se escuche sencillo, conlleva concentración y dedicación de parte de cada persona.
CLAUDIA FERNANDEZ