Un ataque de pánico se caracteriza por una serie de síntomas físicos y emocionales intensos que aparecen de repente y sin una razón aparente.
Algunos de los síntomas comunes incluyen: sudoración, palpitaciones, dificultad para respirar, mareo, temblores, sensación de ahogo, náuseas, miedo a perder el control o morir, y una sensación general de desesperación o ansiedad.
Si experimenta estos síntomas de forma repetitiva y le afectan su vida cotidiana, es importante buscar atención médica.
No hay una sola causa que los produzca, pero pueden estar influenciados por factores biológicos, psicológicos y ambientales. Algunos de estos factores incluyen la predisposición genética, el estrés, la ansiedad, los trastornos de ansiedad previos, la depresión y el consumo de sustancias.
Es importante buscar ayuda profesional si se experimentan síntomas de ataques de pánico.