Como no recordar a mi madre

POR MARCOS SANTOS.- La figura de mi madre, siempre invade mis pensamientos, y eso nos produce dos sentimientos. Alegría y nostalgia.

Jamás tristeza, que no es lo mismo, ni es igual.

Hoy que se celebra en la República Dominicana el Día de las Madres, y hoy más que ayer, como no recordar a mi madre.

Sus finas maneras de expresarse, de comportarse, su desprendimiento, su orgullo de llevar el apellido Pantaleón, en fin, su legado, lleno de amor y comprensión.

Igualmente nos llega a nuestra mente, sus amigas, sus queridisímas amigas y amigos, los cuales formaban de manera constante sus habituales tertulias, las cuales la llamaban “El Club 700”, en alusión a un programa de televisión de un pastor norteamericano.

Sus hermanas, mis tías, y sus larguísimas conversaciones sobre diversos temas, son escenas comunes en mis pensamientos.

En fin, creo que son eventos muy comunes y propios de aquellas personas que hoy día no tienen físicamente a sus madres.

Muchos se ponen muy tristes, por algo que por más doloroso que sea, es propio de la vida misma.

La muerte, a la que muchos temen, porque es algo desconocido, es lo más común y natural del mundo, y para eso debemos estar siempre preparados.

En lo personal, trato de no ponerme triste por la ausencia de mi madre, aunque siempre queda aquello que no se hizo, o quedó inconcluso por hacer.

Es algo muy íntimo que quizás muchos lidian con eso.

Sin embargo, siempre hay cosas que nos levantan el ánimo, que nos impulsan a intentar ser mejores cada día de nuestras vidas.

Ese algo siempre está en cada uno de nosotros.

O no me vengan a decir, que hay personas en el mundo que no tengan algo que los motive, que los llene de vida, y de deseos de superación.

Todos nosotros tenemos por lo menos una pareja, o hijos, o hermanos, o tías, o tíos, o sobrinos, o primos, o amigos, es decir, no estamos solos en este mundo, y eso es un motivo para vivir a plenitud.

Pero hay algo que nunca vemos, pero sabemos que está ahí, junto a nosotros, pendiente de todo y que nunca, nunca nos abandona, y ese Ser es Dios.

A Dios las gracias por los padres que me dio, por mis hermanos, por mis hijos, por mi esposa, por mis familiares, por mis amigos, por lo que tengo y por lo que no tengo.

Como vemos, siempre tenemos un motivo para levantar la cabeza, para levantar el ánimo, para tener ilusiones como si fuéramos niños.

A mis 53 años, tengo muchas ilusiones en esta vida, y ojalá que todos la tengan.

Disfruten este y todos los días junto a sus madres, aquellos que tienen la dicha de poder hacerlo, y a los que no podemos, recordar es vivir, como dice la canción, y el mejor homenaje que podemos hacer es recordarla con cariño, respeto y admiración, y actuar correctamente para que ellas, donde quiera que estén, se sientan orgullosas de nosotros.

Y es que ellas sí están muy pendiente de sus hijos, aunque estén en el más allá.

Feliz Día de las Madres siempre, a todas sin excepción, muy especialmente a Angélica, Francisca, y mis tías Catalina, Violeta y Margarita.

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