Un ex banquero fue condenado a muerte en China este martes por corrupción y bigamia, un veredicto excepcional en el mundo de los negocios.
El gobierno comunista está estrechando su control sobre el sector financiero, con la prohibición ‘in extremis’, en noviembre, de la que habría sido la mayor salida a bolsa de la historia.
El exjefe del conglomerado financiero China Huarong fue condenado a muerte este martes por «corrupción y bigamia», anunció un tribunal chino.
Lai Xiaomin fue condenado por obtener 260 millones de dólares (215 millones de euros) en sobornos. El tribunal también lo declaró culpable de malversación de 3,8 de dólares en fondos públicos.
Las cifras son «muy importantes y las circunstancias particularmente graves y hubo claramente una intención de delinquir», dijo en su veredicto el tribunal de Tianjin (norte).
Lai Xiaomin también fue condenado por bigamia al haber «vivido durante mucho tiempo con otras mujeres» fuera de su matrimonio, con las que tuvo hijos ilegítimos.
En enero de 2020, Lai hizo una confesión transmitida por la televisión pública CCTV donde se veían imágenes de un apartamento en Pekín supuestamente de su propiedad, con cajas fuertes y armarios llenos de fajos de dinero.
Lai Xiaomin, que había trabajado en el Banco central y para la agencia de supervisión bancaria, dijo que no había «gastado ni un solo céntimo». «No me atreví a gastar» el dinero, aseguró.
Las fotos también mostraban coches de lujo y lingotes de oro que el acusado supuestamente había aceptado como soborno.
China Huarong Asset Management es uno de los mayores gestores en China de créditos dudosos, es decir, con una alta probabilidad de impago.
Se trata de una de las cuatro empresas creadas por el gobierno en 1999 para sanear el sector bancario.
Desde entonces, el grupo se ha diversificado en inversiones, préstamos y el sector inmobiliario.
– El sector de los negocios en la mira –
China lanzó una importante campaña anticorrupción en 2012, después de que el presidente Xi Jinping se convirtiera en jefe del Partido Comunista de China (PCC).
Desde entonces, se han sancionado a más de 1,5 millones de dirigentes del PCC.
La lucha contra la corrupción, muy común entre la población, se sospecha que también sirve para eliminar a las personalidades que se oponen a la línea del presidente.
El año pasado, un ex magnate inmobiliario chino, Ren Zhiqiang, fue sentenciado a 18 años de prisión.
Se trata de una figura crítica en los ámbitos económicos y había publicado un artículo en el que criticaba la respuesta de las autoridades a la epidemia de covid-19, que apareció a finales de 2019 en Wuhan (centro).
En noviembre, el multimillonario Jack Ma, el hombre de negocios más famoso de China, también se enfrentó a la venganza de las autoridades, que detuvieron ‘in extremis’ la colosal salida a bolsa en Hong Kong del gigante de los pagos en línea Ant Group, fundado por él.
La operación habría recaudado según las previsiones más de 34.000 millones de dólares y se habría convertido en la mayor salida a bolsa de la historia.
Jack Ma había criticado públicamente a los reguladores financieros chinos por frenar la iniciativa.
Desde entonces, este exprofesor de inglés que se convirtió en el pionero del comercio online en China con su grupo Alibaba no ha sido visto en público.
Desde que Xi Jinping llegó al poder, solo un alto funcionario chino ha sido condenado a muerte, en 2016, por un caso de asesinato.
Otros también han sido condenados a muerte, pero con sentencias en suspenso, que en la práctica nunca se cumplen.