Contra las huelgas

POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Las huelgas o paralización de labores, parciales o generales desaparecieron de prácticamente todo el mundo. Ahora hay otros métodos de protestar más acordes con los tiempos.

Las huelgas de médicos y profesores desaparecieron en casi todos los países en vías de desarrollo, precisamente porque la educación y la salud son elementos fundamentales de desarrollo.

Solo en países subdesarrollados y muy atrasados como la República Dominicana, donde el nivel de educación promedio apenas pasa del sexto grado, aun los dirigentes de los sindicatos de médicos y profesores, trabas del crecimiento, la salud, la educación y el desarrollo, aun se convocan paros que, por desgracia, resultan exitosos. No saben que el mundo cambió, que vivimos en la era de la Internet, las redes sociales y la Inteligencia Artificial. (Situación patética la que viven muchos imbéciles).

En mi época de militante y dirigente, tanto sindical como estudiantil, participé en muchas huelgas, sobre todo de choferes y de profesores, pues mi padre fue conductor de vehículos públicos durante muchos años, mientras yo impartía docencia mientras terminaba el bachillerato y ejercía la función de dirigente de la Unión de Estudiantes Revolucionarios (UER) que luego se convirtió en Unión Nacional de Estudiantes Revolucionarios (UNER), muy cercana al grupo universitario Fragua (“Nuestra historia está escrita con hechos y sellada con sangra”), era uno de sus esloganes.

El anarcosindicalismo, el sectarismo y la atomización de los partidos de izquierda y centro izquierda, por falta de visión y preparación profesional y cultural, hicieron que esos sindicados y asociaciones desaparecieran o perdieran su incidencia en el seno del pueblo. (La mayoría de los Partidos de Izquierda se redujeran, se dividieron o fraccionaron de tal modo que cada “líder” o dirigente, “tomó un pedazo” y se aisló de las masas, hasta prácticamente desaparecer.

Más de un “líder” de izquierda se le vendió al enemigo o simplemente cambio de bando: pasó, de la izquierda a la derecha, de la adhesión a la traición. Hay quienes aseguran, cosa que dudo, que el Partido de los Trabajadores Dominicanos (PTD), del cual fui fundador junto a un grupo masivo de camarada de todo el país, fue vendido por una cantidad considerable de dólares, algo que me parece inaceptable. (Me resisto a creerlo a pesar de las voces que lo juran).

Los movimientos revolucionarios, vanguardistas y democráticos, le han costado mucha sangre, dolor y lágrimas a este pueblo. Ha sido mucho el sacrificio. Ha sido, efectivamente, como decían los compañeros de Fragua, una historia escrita con hechos y sellada con sangre. La izquierda pudo haber llegado al poder o ser una opción de poder permanentemente.

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