POR NARCISO ISA CONDE.- La Cumbre OTAN-Madrid, no trae sorpresas para quienes conocemos su esencia y trayectoria. La OTAN, dominada por el Pentágono y metida como maquinaria de guerra en las entrañas del sistema imperialista occidental, no podría ser otra cosa que no fuera una cumbre de la muerte.
La OTAN pasó de ser una Alianza Militar del Atlántico Norte a una Alianza Militar Global, extendiendo su escenario geográfico, para operar más agresivamente en Zonas del Indo-Pacífico (contra China, Corea del Norte…) Mediterráneo (África- Medio Oriente), Báltico (Rusia), Caribe (Cuba-Venezuela-Nicaragua).
En esa dirección amplió el capítulo de sus socios globales, algo ominoso en tanto asume su condición de maquinaria político-militar ofensiva e instrumento planetario de la Guerra Global Infinita o Permanente decretada por EE.UU. en el 2001.
EE. UU. obligó a sus países miembros a aportar el 2% de su PBI. La Cumbre acordó mil millones de euros mÁs para armamentos, equipo nuclear permanente, más tropas y nuevas guerras; todo para EE. UU. tratar de recuperar, con las potencias europeo-occidentales subordinadas a sus designios, su debilitada hegemonía e intentar revertir por la fuerza un mundo multipolar y multicultural que no tiene marcha atrás.
Ratificó su apego a la supremacía blanca-occidental y sus odios a las otras civilizaciones. No ocultó su intención de imponer un régimen de fuerza bajo su control a nivel mundial. Anunció mas garras para acosar y agredir a Rusia, China e Irán; para revertir iniciativas tipo BRICs y todo lo que en todos los continentes huela a autodeterminación o rebeldía popular-nacional contra la recolonización neoliberal.
La Cumbre de OTAN-Madrid -haciendo honor a la esencia del capitalismo- ofreció todo lo contrario a las necesidades de los pueblos, las cuales pueden resumirse así: derechos de la humanidad y la Madre Tierra, autodeterminación, alimentos, salud, educación, sanidad ambiental, armonía dentro su diversidad étnico-cultural, respeto entre civilizaciones, democracia real, poder del pueblo, paz y amor. Ofreció más odios, más neoliberalismo y más duro, más guerras como medio de negocio, saqueo y reconquista. Más neofascismo.
Las elites capitalistas lucen enfermas en su decadencia, agresivas por su pérdida de hegemonía. El capitalismo imperialista se ha gansterizado y exhibe una vocación genocida cuasi demencial. Es el capitalismo del caos y la catástrofe.
Vale por eso seguir exigiendo No+Otan, aunque nos respondan cínicamente ofreciendo más y peor Otan; lo que nos exige debilitarlos más, convirtiendo tan justa demanda en clamor mundial por la vida, apuntando con determinación hacia un No+Imperialismo y hacia una alternativa anti sistémica desde un Gran Frente o Internacional Antiimperialista, también mundial.