POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- El presidente Abinader viajó la semana recién transcurrida a Washington, lugar donde se reunió con la vicepresidenta EU y un grupo de gobernantes caribeños y visitó la sede OEA reuniéndose con su secretario general Luis Almagro
En ese viaje el presidente Abinader volvió a demandar a la Comunidad Internacional ir en auxilio de Haití en Haití, advirtiendo RD no puede cargar con sus problemas aquí y enfatizando lo de Haití ya representa un peligro real para la seguridad nacional de RD.
Los hechos están hablando. Mientras Haiti colapsa en todo, y se va a una guerra civil de baja intensidad, la Comunidad Internacional no da visos de que tenga interés en intervenir en Haití, para imponer un orden mínimo.
No hay que ser un agudo analista de inteligencia para llegar a la conclusión, si Haiti sigue su estrepitoso derrumbe, su población hambrienta no tendrá otra opción que emigrar en oleadas masivas a RD, creando una situación que de hecho podría desestabilizar al país.
¿Estamos preparados para que una sorpresiva oleada de miles de haitianos trate de entrar de golpe por nuestra frontera? ¿Qué harán más de millón y medio de haitianos cuando esto ocurra? ¿Están preparadas las Fuerzas Armadas para situaciones como las descritas?
He sugerido al presidente activar el organismo consultivo constitucional, denominado Consejo de Seguridad y Defensa Nacional. Creo igualmente debe convocarse a las reservas de las Fuerzas Armadas y diseñar planes de contingencia.
He apoyado firmemente al presidente Abinader en su prédica valiente ante la Comunidad Internacional. Pero creo está llegando la hora de pasar de las palabras a los hechos. Hay que tomar acciones concretas. Migración luce paralizada. Hay que cerrar frontera. Cero visas. Sólo dejar abiertos los mercados binacionales. Nos conviene que alimentos y medicinas sigan fluyendo para Haití.
Creo si la Comunidad Internacional no ve hechos concretos del gobierno de Luis Abinader, no les hará caso alguno a sus justas demandas.
Llegó la hora de actuar, presidente. ¡De las palabras a los hechos!