POR DANILO CRUZ PICHARDO.- En República Dominicana no hay un solo líder que le diga al pueblo dominicano que andamos mal y haga conciencia sobre el costo de sangre de la democracia que disfrutamos –con sus defectos y virtudes, pero democracia al fin–, con una Constitución y leyes particulares cuyo deber es cumplirlas como ciudadanos y exigir a las autoridades que se cumplan, para aspirar a estadios de mayor institucionalidad y desarrollo político, económico y social.
Jamás retroceder. Pero la falta de conciencia política y la distorsión sobre los propósitos patrióticos, nos pueden conducir a un camino equivocado.
Hace falta enseñar el pensamiento político de Nelson Mandela, luchador por los derechos humanos, activista contra el apatheid y filántropo; Pepe Mujica, sobre sus luchas, filosofía de vida y el pensamiento de Platón; Juan Pablo Duarte y su hermoso pensamiento (nunca confundió su amor a la patria con aspectos raciales); Gregorio Luperón, el restaurador y decenas de dominicanos que ofrendaron su sangre para garantizar un mejor futuro a las siguientes generaciones.
Nadie tenía conocimiento de la Antigua Orden Dominicana, que lidera el joven Ángelo Alexander Vásquez, quien expresa ser admirador de Adolfo Hitler, pero que Nuria Piera convirtió en víctima.
Es peligrosa la enorme siembra de confusión que se registra en la población, en el sentido de que ser nacionalista es sinónimo de antihaitianismo, pese a que esto último involucra racismo y xenofobia.
Caso haitiano
La problemática haitiana y la inmensa presencia de ilegales se puede condenar desde el punto de vista legal, pues contamos con la Ley 285-04, pero no es al Hoyo de Friusa donde hay que trasladarse a protestar, sino a la Dirección de Migración y a otras instancias gubernamentales.
Si tenemos cerca de dos millones de ilegales haitianos, los únicos responsables son Migración, los militares que están en la frontera, que se hacen multimillonarios al vapor con su mafia, y los empresarios que contratan a los inmigrantes, sobre todo de la construcción y la agropecuaria.
Sin embargo, no puede perderse de vista que los obreros haitianos aportan el 8% del Producto Interno Bruto. Y que sectores como construcción y agropecuaria no funcionarían sin los haitianos, porque los jóvenes dominicanos hace muchos años que no laboran bajo el sol. Y esos haitianos trabajan sin seguro médico, sin prestaciones ni seguro de vida.
Ese es un tema sobre el cual tenemos que coger y dejar. No es verdad que los haitianos desplazan a los dominicanos de los trabajos, sencillamente realizan labores que nuestros compatriotas no hacen. Y es un asunto que lleva mucho tiempo. Usted busca los vendedores de aguacate en las calles y todos son extranjeros, se trata de gente que sale huyendo a la miseria de su país, ahora azotado por pandillas criminales.
De todas maneras, la excesiva presencia de ilegales extranjeros es un problema y estoy de acuerdo con la aplicación de la Ley 285-04. Que empiecen repatriando a todos aquellos involucrados en actividades ilícitas o que sencillamente no estén realizando alguna actividad laboral. Para algo deben servir el DNI y demás organismos de inteligencia del Estado.
Otros temas
Pero hay que enseñarle a la gente que el tema haitiano no es el único problema para protestar, hay otros más importantes, como es el déficit en el servicio eléctrico, la Barrick Gold Corporation, el alto costo de la vida, la corrupción pública y la inseguridad ciudadana, para solo citar cinco.
Lo lamentable es que a los problemas reales se esté sumando uno imaginario, pero peor, como es la distorsión del concepto patriotismo. Y una mayor muestra es que la Antigua Orden Dominicana y varios influenciadores, que viven hablando malas palabras en medios electrónicos y redes sociales, estén convocando a otra marcha en torno al mismo tema y esta vez para el día 24 de abril, frente al Palacio Presidencial.
Esa es una fecha que coincide con el 60 aniversario de la Revolución de Abril, que derivó en Guerra Patria a partir del 28 de ese mes, cuando verdaderos patriotas dominicanos enfrentaron con las armas en manos a las tropas interventoras norteamericanas, que abogaban por el retorno a la constitucionalidad y el gobierno del profesor Juan Bosch.
Oportuno es el momento para reivindicar la memoria de los dominicanos caídos en 1965 y de todos aquellos que murieron luchando por la democracia dominicana.
Trujillo
Vamos a combatir con ideas a aquellos que señalan que en República Dominicana hace falta un Trujillo, un dictador afrentoso que asesinó a 53 mil compatriotas y 10 mil haitianos, que apresó, torturó y desapareció a otros tantos miles y que humillaba a sus propios colaboradores.
Además Trujillo fue un vulgar ladrón, que se inició como cuatrero en las actividades ilícitas. Era reincidente en el robo de ganado.
Procede preguntar lo siguiente –a los que desean la vuelta de un régimen similar al de Trujillo–: ¿Eres partidario del culto a la personalidad? ¿Te gustaría que ese presidente te coja la mujer y después lo diga en tu cara? ¿Te gustaría que te maten a un hermano, a un hijo o a tu padre? ¿A quién Trujillo no le mató a un pariente? Fue precisamente por razones personales que colaboradores de su propio entorno le dieron su merecido un 30 de mayo de 1961.