POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Tensar el cerebro oficial es la principalísima tarea del presidente Luis Abinader para buscar los recursos que traería la aplazada reforma fiscal.
Todos aplaudimos el anuncio presidencial que reenviaba para un “momento oportuno” la imposición tributaria que según la filtración de un abandonado borrador, dinamitaría los amores de amplios sectores de clase media con el abinaderismo.
Empero, hay que buscar dinero debajo de las piedras ya que el déficit presupuestario es del 3 por ciento del PIB y el endeudamiento 67 por ciento, lo que imposibilita pedir prestado un dólar más.
Abinader ha prometido obras en la capital y provincias que muchas no cabrían en los proyectos de alianzas público privadas, más los recursos que demandan medidas contingentes ante la inestabilidad de Haití.
Ya 12 ministerios y direcciones generales y la Procuraduría General de la República vieron reducirse sus fondos en la propuesta de Presupuesto General del Estado enviado al Congreso Nacional.
Abinader en el breve discurso al país del miércoles último prometió reducción y mejoría del gasto y el ministro de Economía advirtió la reestructuración de la propuesta presupuestaria para ajustarla al bajón de ingresos por el retiro de la reforma.
Gobierno, oposición, técnicos y ciudadanos están conscientes de que estas aspiraciones y decisiones resultan insuficientes ante los déficits y demanda de recursos para el año próximo, sin final previsible aún de la pandemia.
Se corre el riesgo de una parálisis de obras pendientes de conclusión y otras urgentes y reclamadas por comunidades, lo que impactaría la necesidad de la dinamización económica y la recuperación de empleos.
Los técnicos avanzan ideas, pero como en los últimos tiempos, contradictorias, algunas que se olfatea la inminencia del desmentido, rectificación o corrección.
Mientras el gobierno ganó tiempo y frustró algunos diseños soliviantadores del ánimo social.
En el Congreso Nacional, los senadores, “reburujao” oficialistas y opositores, amenazan con seguir en rebeldía contra empresarios y medios de comunicación (y todo el que se oponga a los privilegios congresuales) con un proyecto ya aprobado en primera lectura que elimina todas las exenciones tributarias, sin importar que sea apoyo educativo, estímulos turísticos y para zonas francas.
El resabio tendría alas cortas y uno supone que el presidente Abinader retomará el liderazgo de los perremeistas y aliados, vista la imposibilidad de una dirección efectiva del presidente del Senado, Eduardo Estrella.
Diputados de las diferentes bancadas han criticado el comportamiento de sus compañeros de la llamada cámara alta. El presidente Alfredo Pacheco mantiene el liderazgo de los representantes.
El apurado proyecto de los senadores no pasará del reproche a empresarios y medios, pero consumirá energías al presidente Abinader y a los dirigentes perremeistas.
Pilas necesarias para liderar la búsqueda de recursos y soluciones en una situación convulsa a nivel internacional, con poco espacio de control local.
Los aumentos en los precios de los combustibles, de diversas materias primas y trastornos en llegada en mercancías importada por los rezagos de meses en los servicios de los grandes puertos mundiales, como los de China provocan escasez de productos y alzas de precios de diversas mercancías.
Agregar a este panorama que la crisis económica, política, migratoria, social y de seguridad de Haití ha provocado la caída de exportaciones dominicanas hacia el vecino por tierra y puertos, lo que lastra a sectores productivos nacionales.
Son muchos los riesgos y desafíos para tener que soportar rabietas congresuales, chantajes empresariales, dispendio e ineficiente uso de fondos públicos y politiquería electoral extemporánea.
Urge creatividad, eficiencia y eficacia desde el gobierno para capear al temporal.
Y continuar la emisión de decretos para enviar a sus casas a los inadaptados…