Hace cinco años, Paul Whelan viajó a Moscú para unas vacaciones de dos semanas y terminó preso en un campo de trabajos forzados en Rusia. El ciudadano estadounidense pasará otra Navidad detenido, a miles de kilómetros de su hogar.
El gobierno de Estados Unidos afirma que está detenido injustamente, acusado de espionaje.
Pero en una inusual entrevista telefónica desde su remota prisión, Paul Whelan le dijo a la BBC que se siente «abandonado» por su propio país, que ya arregló dos intercambios de prisioneros con Rusia en el último año.
Whelan calificó la decisión de dejarlo atrás como una «seria traición».
Colección de rehenes
Los comentarios de Whelan suceden al tiempo que el periodista estadounidense Evan Gershkovich se prepara para pasar su primer Año Nuevo detrás de rejas acusado del mismo cargo.
Tanto su diario, The Wall Street Journal, como su gobierno sostienen claramente que el caso de Rusia en su contra es falso. A pesar de ser un corresponsal acreditado, fue arrestado en marzo mientras hacía su trabajo.
Otra periodista, Alsu Kurmasheva, de doble ciudadanía rusoestadounidense, fue detenida en octubre cuando viajó a visitar a su familia. Enfrenta hasta 15 años de cárcel, acusada entre otras cosas de difundir «noticias falsas» sobre el ejército ruso.
El Kremlin parece estar coleccionando rehenes estadounidenses.
Paul Whelan es el que lleva detenido más tiempo. Hemos hablado muchas veces desde entonces, primero en el tribunal y luego desde prisión.
Un portavoz del gobierno estadounidense nos dijo que han presentado “múltiples propuestas” a los rusos y que están “constantemente discutiendo” el caso de Whelan con sus aliados. «No pasa una sola semana sin actividad intensa», lee el comunicado.
Pero en todos los años que hemos conversado, nunca he escuchado a Whelan sentirse tan pesimista o estar tan frustrado.