POR MARCOS SANTOS.- En un hecho sin precedentes en la historia del equipo de béisbol de los Gigantes del Cibao, un sector político, en esta caso del partido de gobierno, es decir del PRM, se atreve a colocar un afiche de una candidatura en el interior del complejo deportivo de San Francisco de Macorís, durante la temporada de Béisbol Otoño Invernal de la República Dominicana.
El promotor o los promotores de la acción calificada por quien suscribe como un “tigueraje”, pretendieron aprovechar el flujo de personas que se dan cita al estadio Julián Javier a presenciar los partidos de los Gigantes del Cibao, sin pagar un “chele colorao”, a la directiva del citado conjunto por concepto de publicidad.
El promotor o los promotores, tuvieron el descaro de aprovechar sus influencias en el gobierno, en este caso en el Ministerio de Deportes, para ejecutar una jugada preñada de imprudencia, insensatez, falta de sentido común, y decencia.
Para estar claros, nadie, absolutamente nadie, en la oposición política se atrevería a semejante cosa, solo alguien que se crea y se sienta “poderoso”, y con la absurda mentalidad de que “estamos en el gobierno”, hace una cosa así.
Sin dudas, estamos ante una actitud de mente o de mentes truculentas, y tramposas.
La descabellada acción, la cual fue parada en seco de acuerdo a nuestras fuentes por el equipo Gigantes del Cibao, constituía un peligro de proporciones funestas para nuestros representantes en la pelota dominicana.
Si esa rastrería se permitía, se hubiese creado el precedente de que a otros equipos políticos, o a cualquier gracioso, se le mandaba el mensaje a hacer lo mismo, y hubiésemos estado a las puertas de presenciar el deprimente espectáculo de ver las calles interiores del complejo deportivo local llenas de afiches de candidatos a cargos electivos.
Como debemos ser justos, el senador Franklin Romero y la candidata a la alcaldía de San Francisco de Macorís, Karilyn Chabebe, hicieron lo correcto, que es acudir ante la parte administrativa de los Gigantes del Cibao, y negociar sus respectivos espacios para promocionar sus legitimas aspiraciones de cara a las elecciones del 2024.
Ojalá, que cada uno de nuestros políticos, y sus equipos, aprendan la lección, de que no todo se hace, que existen limites para la convivencia con justicia y equidad.
Que nunca más se produzcan acciones de este tipo, la cual constituye un abuso en todo el sentido de la palabra.