POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- El atroz asesinato del Presidente de Haití Jovenel Moïse en su residencia, ha conmovido y conmocionado a Haití y todo el mundo.
Sin dudas, un acto de barbarie que incluyó heridas graves a su esposa, Primera Dama de Haití, que salvó su vida milagrosamente.
El asesinato de Moïse, sin embargo, se veía venir como una posibilidad real. Haití tiene meses en un estado de grave crisis política, con hegemonía de bandas criminales con control real del territorio haitiano.
Ya antes se habían frustrado atentados contra la vida del Presidente de Haití.
Él mismo había declarado que sectores de la oligarquía haitiana ligados al sector eléctrico planeaban matarle, inconformes porque, según él, la política de su gobierno estaba afectando sus intereses.
Lo que resulta inexplicable es cómo la Comunidad Internacional, a sabiendas de que Haití estaba al borde de una guerra civil con la posibilidad real de que su Presidente fuera asesinado, no actuó a tiempo, ni mucho menos intervino para proteger directamente la vida del mandatario, quedando éste a merced de mercenarios que han manejado a Haití en maridaje permanente con políticos corruptos.
La gran pregunta que hacen el mundo y el pueblo Haití es: ¿Quiénes ejecutaron a Moïse y por qué?
En cualquiera de las hipótesis de investigación resalta la obvia complicidad de su escolta.
Es dato insólito no se hayan reportado bajas de muertes o heridos del cuerpo de seguridad presidencial. Indica no hubo resistencia alguna, o ellos mismos lo ejecutaron.
La versión de que fue un comando militar de ex oficiales colombianos contratados como mercenarios es igualmente muy grave y, de confirmarse, tendrá consecuencias geopolíticas.
El gobierno colombiano ha actuado de forma responsable y ha enviado a sus máximos directores de Inteligencia para aclarar lo ocurrido.
Si hay algo que ha llamado mucho la atención es que el comandante colombiano, retirado recientemente, se haya tirado una foto en la puerta del Palacio Nacional de República Dominicana como un simple turista, antes de viajar a Haití.
Creo que nuestro Presidente, cuyo gobierno le está dando grandes golpes al narcotráfico internacional y a redes militares y policiales que protegieron esa actividad en el gobierno de Danilo, debe redoblar su seguridad y viajar menos en helicóptero.
Hay muchos y pesados intereses en juego en República Dominicana y es mejor tomar a tiempo las precauciones, aunque sé que me expongo a ser acusado de tremendista al tocar el tema.
Es hora de gran unidad nacional en República Dominicana ante los inmensos peligros que representa la grave crisis de Haití para nuestro país.
Le toca al Presidente liderar con patriotismo y firmeza esa unidad nacional.