POR DANILO CRUZ PICHARDO.- El IX Congreso Ordinario José Joaquín Bidó Medina, del Partido de la Liberación Dominicana, carece de resultados sustanciosos, pues apenas se ha limitado al aumento de 300 personas al Comité Central y de 10 al Comité Político, organismos que en lo adelante tendrán mil miembros el primero y 45 el segundo.
Para nada se detuvieron a analizar las causas de las derrotas electorales, del 15 de marzo y 5 de julio del 2020, en los niveles municipal, legislativo y presidencial.
Lo que se estila en los partidos democráticos, en el ámbito universal, es el estudio de las razones determinantes de un fracaso electoral. Y una vez se obtienen resultados se procede a ofrecer una conferencia de prensa, exponiendo esos elementos causales, prometer correcciones y pedir disculpa a la población.
También, después de la derrota, los directivos principales de una entidad política suelen renunciar y dar paso a personas más jóvenes, con rostros frescos.
Naturalmente, en ninguno de los partidos políticos dominicanos hay esa cultura. Lo que sí procedía en el caso del PLD, sin embargo, era la elección total de la membrecía (así con /c/ como lo puse) de sus dos principales organismos.
Pero ni se estudiaron los motivos ni hubo tal renovación. Y nadie cuestionó esa antidemocrática práctica. Al único que le observó disentir fue al comentarista José Laluz, pero se descalifica por el nivel del lenguaje y caer al plano personal contra Danilo Medina, el mismo hombre con el cual había negociado su voto favorable, cuando era diputado, para reformar la Constitución de la República y permitirle optar por un tercer período presidencial.
Al concluir su congreso el PLD se queda con los mismos rostros de personas que fueron funcionarios 20 años y se les atribuye fortunas mal habidas.
Y los jóvenes integrados a los organismos solo pueden exhibir físicos atractivos, pues son de ideas conservadoras y, peor aún, aprueban la corrupción pública en el fondo. Algunos son hijos de exfuncionarios. ¿Qué se puede esperar?.