SANTIAGO.- Pasar el semáforo en rojo, desmontar o montar pasajeros debajo de la luz, aunque esté en verde, parar al doblar la esquina cuando hay un tráfico en marcha, estacionar en doble calle, y hasta transitar en vía contraria, son solo algunas de las rutinas del día a día de algunos conductores al transitar por las vías de la ciudad.
Es común ver la competencia entre conductores, sobre todo en algunas rutas del transporte urbano e interurbano, acción con la que exponen al que trata de respetar las reglas y el derecho de los demás a desplazarse de manera segura. Por citar algunas, estas acciones son rutina entre los choferes de las rutas CJ, F (Cienfuegos, T (Tamboril), y las de Licey al Medio, donde se pueden ver todo tipo de violaciones.
Para solucionar el caos en las principales intersecciones de Santiago, algunos técnicos y usuarios plantean la construcción de elevados, pasos a desnivel y la ampliación de vías, entre otras, pero se hace poco énfasis en la urgente necesidad de que los conductores cumplan con la ley y de que se eduque al peatón para hacer que el tráfico sea más viable.
Tanto el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) como el ayuntamiento de Santiago están en la obligación de tomar acciones para educar en ese sentido, ya que de nada sirve que se construyan infraestructuras si no se usan con conciencia. Tampoco las entidades sindicales del transporte asumen su papel de educar a sus afiliados para que cumplan con las leyes que regulan el tránsito, más bien parecen indiferentes.
Las mediciones que establecen el 2010 al 2020 el parque vehicular de la provincia de Santiago creció más de cien por ciento, por lo que cada vez se hace más necesario concretar el plan de Movilidad Urbana Sostenible que permita hacerlo viable.
De acuerdo con Intrant y especialistas del Consejo para el Desarrollo Estratégico de Santiago (CDES), la huella urbana del crecimiento de la ciudad de Santiago prácticamente se duplicó en los pasados 20 años y creció un 85%.
Fuera de control
Lo que ocurre sobre el puente de Pontezuela es un abuso. Se trata de una pasarela de escasos metros sobre una cañada que tiene el nombre del sector y que une a Santiago con el municipio de Tamboril. No hay que consultar expertos para saber que este espacio está sobrecargado, ya que sobre él hay todo tipo de negocios, como colmados, bares, frituras, talleres y hasta parada de la ruta CJ.
Sobre este pequeño puente, donde se estaciona en ambas direcciones, también llegan camiones de distintas compañías para descargar mercancía, lo que además de sumar carga, generan más caos al bloquear el desplazamiento de los que usan esta ruta de conexión entre Santiago, Tamboril y otras comunidades.
De continuar indiferente al caos generado en este punto, además de que la pasarela puede colapsar, llegará el día en que los usuarios tengan que buscar puntos alternativos para llegar a su destino.
El centro histórico, Gurabito, hospedaje Yaque, La Fuente, las intersecciones de la Juan Pablo Duarte con Las Carreras, de la Estrella Sadhalá con Juan Pablo Duarte, 27 de Febrero, con Bartolomé Colón, así como la 27 de Febrero con Hoya del Caimito y con Hermanos Gutiérrez, son solo algunos de los puntos por donde es conflictivo transitar durante prácticamente todo el día.
Hace dos semanas que los choferes de 143 organizaciones afiliadas a la Central Nacional de Trabajadores del Transporte (CNTT), que dirige Juan Marte, protestaron con un paro en puntos neurálgicos donde se producen los mayores taponamientos, para demandar mayor inversión en la solución del transporte.
Marte considera que el problema del tránsito en el transporte tiene varias aristas, detallando que Santiago tiene poco espacio y muchos vehículos, además algunas calles que fueron construidas para coches cuando no había vehículos de motor, y hoy la ciudad tiene más de 300,000 vehículos circulando.
“Quiere decir que tenemos un pasivo en materia de tránsito y transporte cuya responsabilidad recae sobre los alcaldes que hemos tenido de 1961 hasta la fecha, no han diseñado la ciudad ni a corto, ni a mediano, ni a largo plazo para la situación que hoy vive, que es una situación caótica y de verdadera atomización”, expresó.
Marte dijo que deben aceptar que el transporte público es parte del problema, ya que hay 6,674 carros de conchos y 4,800 taxistas, más los motoconchos y los guagüeros que entran a la ciudad, pero que también parte de esta problemática lo constituye la ausencia de un plan de tránsito y transporte integral, la recogida de la basura a cualquier hora, así como la gran cantidad de vehículos que abandonan la circunvalación Norte y entran al casco urbano de la ciudad.
Además, la gran cantidad de motocicletas que circulan hacen que conducir en las calles de Santiago o cualquier municipio sea una odisea.
Muchos parecen desconocer las leyes de tránsito y el que anda sobre cuatro ruedas es quien debe cuidarlos. La situación ha empeorado en la medida en que los comerciantes se han incorporado a los llamados delivery para dar servicio a los clientes.
Plantea soluciones para mejorar el problema
Como alternativa, Juan Marte plantea que se intervengan las principales vías de la ciudad cómo es la rotonda de la Fuente frente a Utesa, la Estrella Sadhalá con República de Argentina, la Juan Pablo Duarte con Estrella Sadhalá entre otras. Se debe diseñar un plan de tránsito y transporte integral que pase por un análisis profundo y un consenso con los actores del transporte para la colectivización del sistema de transporte como vía de desahogar algunos puntos de la ciudad. “También parte de esa problemática es que no se ha diseñado un horario con alternabilidad para salir a estudiar a trabajar y a divertirse aquí en la mañana salen todo el mundo a la misma hora a trabajar y a estudiar esta ciudad se requiere una alternabilidad. Actuar como en México o en Japón o poner un número de placa un día para salir vamos a tener que hacerlo en lo que se construyen los túneles los elevados y los pasos a desnivel es en los puntos citados”.
ISABEL GUZMAN