POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Un ciudadano no puede aspirar a ningún cargo electivo si no tiene dinero para comprar la voluntad popular, salvo contadas excepciones. Las candidaturas cuestan mucho. Primero hay que ganar internamente, lo cual tiene un costo, luego hay que ganar externamente, lo cual también tiene un costo, cada vez más alto.
Aspirantes a regidores, alcaldes, diputados y senadores tienen que buscar millones de pesos para ganar en sus respectivos partidos. Para obtener la curul, la alcaldía o la regiduría hay que disponer de cinco, diez, veinte, treinta o 40 millones, lo que no logrará con el salario de cuatro años.
Y para lograr la presidencia de la República hay que buscar una montaña de dinero, ¡hasta mil millones de pesos! ¡Una locura! ¡Hay que reducir el costo de la campaña electoral!
El “voto preferencial”, lejos de abrirle las puertas a los ciudadanos correctos, se las cierra.
El que no tiene dinero, no puede ser candidato y mucho menos ganar las elecciones, no importa su militancia partidaria, ni los méritos políticos y sociales que tenga. ¡Don dinero manda! ¿Y quienes tienen el dinero para ganar o para hacer que otros ganen? Empresarios, grupos económicos determinados, y gente vinculada al bajo mundo; verbigracia, narcotráfico, lavado de activo, juego de azar, corrupción gubernamental, evasión de impuestos, contrabando, etc.
Cito un ejemplo: Durante la campaña pasada propuse en varias ocasiones al doctor Eddy de Jesús Olivares Ortega como senador de la provincia Santo Domingo donde reside desde que llegó de San Francisco de Macorís, hace muchos años y donde ha creado un sólido liderazgo en base a su trabajo y honradez.
Eddy fue secretario general del Ayuntamiento del Distrito cuando no se había producido la división territorial; en el gobierno de Hipólito Mejía fue fiscal, el primero de esa zona, más adelante, durante diez años, miembro del Pleno de la Junta Central Electoral, demostrando capacidad, apego al trabajo y honestidad. Con todas sus cualidades no pudo ser candidato a senador, fundamentalmente porque no tenía recursos económicos para enfrentar la poderosa maquinaria del PLD. Como Olivares hay muchos otros que no fueron postulados o que no ganaron las elecciones.
En los partidos del sistema no hay un cedazo, cualquier persona, no importa su procedencia, puede ser miembro, incluso dirigente. Nad ie tiene que presentar un currículo que hable de su capacidad académica, de su participación social, de su historia como persona, etc. Gracias a esa tolerancia, a la degradación de la militancia partidaria, que nadie investiga nada ni a nadie, los partidos han permitido que delincuentes, lavadores, narcotraficantes, usureros, “banqueros” (riferos) “compren” candidaturas y se instalen en los ayuntamientos y el Congreso para buscar protección oficial.