LONDRES.- A menos de tres semanas de las elecciones en el Reino Unido, al primer ministro Rishi Sunak se le está acabando el tiempo para evitar lo que, según las encuestas, será una aparatosa derrota para su Partido Conservador.
El mandatario del Reino Unido —que en los últimos días viajó a una cumbre del Grupo de los Siete y a una conferencia suiza sobre la guerra de Ucrania— se ha visto asediado por preguntas sobre si los votantes están a punto de poner fin abruptamente a su mandato el 4 de julio.
Las encuestas siguen dando al opositor Partido Laborista de centro izquierda, dirigido por Keir Starmer, una ventaja de dos dígitos sobre los conservadores de Sunak, que han estado en el poder durante 14 años bajo cinco primeros ministros diferentes.
Los intentos de Sunak de cerrar la brecha han tenido poco impacto aparente. El mayor revuelo que ha causado en la campaña hasta ahora fue un traspié político: la decisión del primer ministro de no acudir a una ceremonia internacional en Francia el 6 de junio en que se conmemoraba el 80mo aniversario de la invasión del Día D. Ha estado ofreciendo disculpas desde entonces.
Los analistas empiezan a hablar de escenarios apocalípticos para los conservadores, que han gobernado el Reino Unido durante casi dos tercios de los últimos 100 años y ganaron 365 de los 650 escaños de la Cámara de los Comunes en las elecciones de 2019.
John Curtice, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Strathclyde y uno de los expertos en encuestas más respetados del Reino Unido, dijo que el apoyo a los conservadores está en su punto más bajo en la historia de las encuestas y Sunak “debe estar empezando a dudar de su decisión de convocar elecciones anticipadas”.
La semana pasada, tanto los conservadores como los laboristas publicaron sus manifiestos electorales, los paquetes detallados de promesas que forman la pieza central de su discurso ante los votantes.
Los conservadores se centraron en reducir la inmigración y bajar los impuestos, prometiendo 17,000 millones de libras (22,000 millones de dólares) en recortes fiscales para 2030, que se pagarán en gran parte por medio de una reducción de los costos de asistencia social.
AP