Muchas personas se enteraron a través de mis redes sociales, del robo de nuestro vehículo en la Carretera Las Cejas de San Francisco de Macorís, en un hecho ocurrido a plena luz del día.
No vamos a abundar sobre lo que todos sabemos.
Estamos arropados por la delincuencia, y al mismo tiempo totalmente desamparados.
Son pocas las personas, por decir ninguna, que no hemos sido víctimas de un hecho delictivo en la República Dominicana.
Lo que adquirimos en base a un sacrificio de años, de buenas a primera, en cuestión de minutos lo perdemos.
Y lo peor, no hay consecuencias para los que roban.
Aquí nos roban, no solo lo material, también nos roban nuestra tranquilidad, y al perder la tranquilidad y el sosiego, también perdemos la salud, y de ahí vienen múltiples dificultades.
De todos modos, agradezco de corazón las tantas muestras de cariño, de solidaridad, de muchísima gente que nos han llamado y de otros que, a través de las redes sociales, lo han expresado.
Gracias a todos por sus buenos deseos.
El sentimiento y el cariño es mutuo.
Pero bien dicen en el argot popular, que “nunca falta un pelo en el sancocho”, y es que, dentro de las innumerables reacciones afectivas de tanta gente hacia nuestra persona, aparece una que honestamente me ha marcado por su sarcasmo, cinismo, burla en un momento un tanto difícil para nosotros.
Al señor Luis Delmonte, le decimos que lo material se recupera.
Pero que sepa bien, que su burla hacia nosotros en estos momentos, si bien nos ha afectado momentáneamente, a ese tipejo le podemos asegurar, que saldremos airosos de esto.
Esto es pasajero.
La pérdida de un carro no nos a detener en nuestros inmensos deseos de seguir trabajando en nuestros proyectos.
Perder un carro, no nos va a quitar el deseo de soñar.
Lo material es pasajero.
De hecho, la vida misma es pasajera.
La diferencia es que la vida no se repone, no se recupera.
Y hoy seguimos vivos por la gracia de Dios.
Mi estimado amigo y compañero de mil batallas, Quinty Sánchez, siempre me ha dicho lo siguiente: “Nadie se puede burlar de los hombres, porque nadie puede saber cómo reaccionan”.
Honestamente no estoy seguro cómo voy a reaccionar ante la burla, la desfachatez, el atrevimiento, el descaro, de este provocador y estúpido.
De antemano, pido disculpas a todos, menos al carajo en cuestión.
Gracias por su comprensión y por su solidaridad.
Seguiremos hacia delante, con la gracia de Dios, de nuestra familia, y de tantos amigos, que en cierta forma, también forman parte de nosotros.