Fernando Villalona cumple este miércoles 70 años de vida como un mayimbe del merengue de dos siglos

El 7 de mayo de 1955 hubo dos acontecimientos en República Dominicana. Ese día, el Poder Ejecutivo en Santo Domingo, encabezado por Héctor Trujillo, hermano del dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina, promulgaba una ley que declaraba a Trujillo como «Padre de la Patria Nueva», un título que todo un país años después borraría para siempre. 

Por igual, ese día, pero en Montecristi, nacía un niño mimado luego por los dominicanos y que décadas más tarde lo sería de todo un país que lo catapultaría con el título de «Mayimbe».

En Loma de Cabrera, «allá donde tengo mi familia», se crió desde principio de los años 60 cuando sus padres se mudaron de Montecristi a la ciudad de la provincia de Dajabón. 

Al escuchar cantar en la casa a sus padres, de manera aficionada, alrededor de los 10 años comenzó a interesarse en las canciones que sus progenitores entonaban de los artistas de moda.

Todas las noches, cuando llegaba el apagón eléctrico a Loma de Cabrera, Fernandito se iba al parque del pueblo a cantar.

En 1966, el párroco de la iglesia lo llamó para que participara en el coro de la congregación, en el que se destacó, reseñó el libro «Merengueros», del periodista Fausto Polanco.

Su fama local de cantante en el parque también motivó que en la escuela lo buscaran para que cantara en la celebración del Día del Maestro, acto en el que generó aplausos y comentarios positivos que le valieron que fuera buscado en pueblos cercanos para presentaciones.

Sin embargo, es en 1971 cuando su nombre quedaría inscrito en la memoria colectiva dominicana.

El 25 de junio de 1971 participó en el Festival de la Voz, organizado por el músico Rafael Solano.

Villalona llegó a la capital, esa vez, apadrinado por Viterbo de la Rosa, quien en 1971 era el síndico de Loma de Cabrera y fue quien gestionó la petición de Solano para que haya una representación de ese pueblo en el Festival de la Voz.

“Recuerdo como ahora el día que mi papá dio el sí al síndico de Loma de Cabrera para que yo viniera a participar en el Festival de la Voz, pero con una condición de que cuando terminara de cantar volviera conmigo para atrás. Esa fue la manera que buscaron para que él (su padre) pudiera decir que sí”, recordaba en 2021 durante un encuentro con periodistas en el Teatro Nacional.

Luego agregó: “Él (su papá) estaba totalmente seguro de que esta vida no era fácil, parece que los pocos lugares en los que él cantó en la Línea Noroeste le sirvieron para vislumbrar todo lo que hemos pasado”.

La última ronda del Festival de la Voz fue el domingo 18 de julio de 1971, pero la última ronda en la que Villalona participó fue el 25 de junio.

El Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo recibió a los participantes y desde las primeras rondas Villalona marcaba puntero. En una de las rondas cantó “Habrá”.

El primer día que vio el edificio de Bellas Artes aún está en su memoria un señor que le dijo: -mira, ahí es que tú vas a cantar. “Y eso se veía tan imponente”, exclama ante la prensa.

Con la canción “Lágrimas para un recuerdo” participó su noche memorable en el concurso, que se transmitió en vivo por televisión, en el que obtuvo el quinto lugar, lo que generó una ola de protestas por parte del público asistente a Bellas Artes, que entendía el muchacho de Loma de Cabrera merecía el primer lugar.

Al final, la posición cimera correspondió a Frank Valdez (ya fallecido), nativo de Higüey, pero en representación de Santo Domingo.

El lugar en el que quedara era lo de menos. Ya esa misma noche comenzaban las huellas de un gran cantante, un ídolo de multitudes que ni él mismo iba a poder destruirse con los errores de la vida y que a los 70 años que cumple este miércoles aun permanece grabando y presentándose en los escenarios.

RAMON ALMANZAR

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