Fundación Loma Quita Espuela siembra el futuro a través de la educación

Enclavada en el corazón verde de San Francisco de Macorís, en la provincia Duarte, la Fundación Loma Quita Espuela lleva décadas apostando por una visión clara: conservar el medio ambiente educando.

Su compromiso inquebrantable fue celebrado nuevamente con el Premio Brugal Cree en su Gente, en la categoría Defensa y Protección del Medio Ambiente, otorgado por la Fundación Brugal el pasado mes de abril.

Este galardón, considerado uno de los más prestigiosos del país en el ámbito del desarrollo sostenible, reconoce a las organizaciones que, con esfuerzo constante y visión a largo plazo, transforman comunidades. Y eso es precisamente lo que ha hecho Loma Quita Espuela.

«Lo que ha hecho la Fundación Loma Quita Espuela es una labor encomiable, no solo de gestionar las áreas, sino la parte educativa, que yo creo que es la que tiene más importancia, porque es la que permanece en el tiempo y la que multiplica los esfuerzos, sobre todo en áreas como esas», destaca Luis Concepción, presidente de la Fundación Brugal.

Y es que el trabajo de la entidad no se limita a proteger hectáreas de bosque. En sus propias palabras, «Loma Quita Escuela ha hecho un trabajo excepcional», al combinar acciones de protección con programas educativos innovadores, que han formado a decenas de niños y jóvenes en biodiversidad y sostenibilidad.

«Yo creo que esa es la parte que a nosotros nos conmueve más, pero también hay proyectos que permiten que la gente aprenda a convivir, a entender y respetar el medio ambiente, pero además a aportar y convivir con todo lo que la naturaleza nos regala», refiere Concepción.

Educar para proteger

Para Jesús Moreno, presidente de la Fundación Loma Quita Espuela, proteger el medio ambiente va mucho más allá de cercar reservas o sembrar árboles: se trata, sobre todo, de educar.

«Nos sentimos muy contentos con este reconocimiento, muy agradecidos del jurado que nos evaluó, y yo creo que, como dice Luis, el tema que más nos roba tiempo es la protección, pero la mejor manera de proteger es educar«.

Ese enfoque se traduce en iniciativas como los campamentos, donde 100 niños de las comunidades cercanas son entrenados en temas de biodiversidad, convirtiéndose en guardianes de su entorno natural.

Y esos esfuerzos están rindiendo frutos tangibles. Moreno asegura que parte de los 60 ríos que nacen en Loma Quita Espuela, como el río Jaya, están volviendo a la vida después de años de deterioro.

«Estamos hablando de algo serio y que se ha recuperado. Yo me acuerdo de que el río Jaya era uno en el que me bañaba cuando tenía 8 años, pero cuando llegué a los 15 años, en el 69 o 70, el río era apenas un hilito. Pero ya está volviendo a recuperarse», asegura.

La próxima etapa: ecoturismo e investigación

Con un 30 % del área protegida ya recuperada, la fundación mira hacia el futuro con entusiasmo. Entre los planes se encuentran abrir un centro de visitantes, establecer rutas de senderismo guiado para fomentar el ecoturismo y crear un corredor ecológico.

«El ecoturismo va a ser el verdadero guardián«, sostiene Moreno.

En cuanto al corredor ecológico, señala que recorrerá Loma Quita Espuela, la reserva privada El Zorzal, la reserva científica La Salcedoa y Loma Guaconejo. «Es un sitio para que la biodiversidad pueda andar. Así como nosotros tenemos carreteras, que ellos tengan su ambiente donde puedan vivir», explica.

«Ese corredor es un proyecto que estamos trabajando para unificar el Nordeste completo hasta Samaná», agrega.

La fundación también apuesta por fortalecer la economía local, impulsando la venta de productos como cacao, miel y macadamia, cultivados de manera sostenible por las comunidades cercanas.

Como parte de este esfuerzo han puesto en marcha un programa de capacitación para agricultores, quienes ahora aprenden a elaborar su propio abono orgánico y a comercializar sus productos directamente desde una tienda ubicada en el local de la fundación.

Más que un aporte económico

Si bien el reconocimiento otorgado por la Fundación Brugal incluye un aporte económico, tanto Concepción como Moreno coinciden en que lo más valioso es la visibilidad y el respaldo moral.

«Aunque hay un premio en efectivo, eso es apenas una parte muy pequeña de todas las necesidades que tienen estos proyectos… Es importante el ejemplo y que más personas conozcan la labor que estamos realizando», señala Moreno.

LAURA ORTIZ GUICHARDO

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