POR JEAN GARRY DENIS.- Desde el asesinato del presidente Jovenel el 7 de julio de 2021, el caos planeado y mantenido por quienes, a través de los sucesivos poderes desde 2011, han privado al Estado de los recursos necesarios para brindar a la población servicios de seguridad y justicia, ha dado un salto cualitativo. La violencia de los grupos criminales está llegando a un punto de no retorno. Todos los sectores de la vida nacional son afectados. Las perspectivas de un genocidio como occurió en en Ruanda en 1994 son más evidentes cada día y aterroriza a los ciudadanos que buscan emigrar hacia otros países.
Es importante precisar para los lectores que el Core Group es una agrupación de embajadores y jefes de misión de organismos internacionales de países como Canadá, Francia, Estados Unidos y organizaciones como la Unión Europea y ONU, etc., que asume un derecho de injerencia y declarándose países amigos de Haití.
El director del centro GESKHIO, una ONG de salud especializada en luchas contra de infecciones y epidemias, el doctor Jean William Pape, declaró en Francia Internacional: “Aquí se está preparando un genocidio y se está dejando que la situación se pudra. Todo le mundo en este momento estará de rodillas, y creo que es mejor evitar precisamente esta masacre, que se agrava prácticamente cada día”. Por un lado, ciertamente existe la responsabilidad de las corruptas élites económicas haitianas en la construcción de este caos, pero es importante precisar que la inminencia de este genocidio es también el resultado de la política de caos de los diplomáticos del Grupo base en los últimos años. Por lo tanto, nunca debemos olvidar que la federación de bandas armadas fue obra de Los caballos del apocalipsis, la representante de las Naciones Unidas, la señora Helen Lalim, en 2020.
Hoy en día, los grupos criminales adquieren una potencia de fuego mucho más superior en comparación con la policía. Además de tener problemas de efectivos con respecto a los estándares internacionales, los policías ya no tienen confianza en el liderazgo del cuerpo y en la gobernanza del país. Algunas organizaciones de derechos humanos califican esta violencia de terrorismo de estado y como una estrategia del gobierno para desviar la atención de la población y perpetuarse en el poder.
El cerco de Puerto Príncipe por las pandillas es sistemático, cada día ganan nuevos territorios frente a la policía que se encuentra en la obligación de abandonar espacios muy estratégicos. Las masacres son más frecuentes y mortíferas. La mayoría de las empresas ya han cerrado sus puertas o funcionan con muchos límites en una economía ya en bancarrota, las escuelas y universidades son disfuncionales y algunas ciudades de provincia se enfrentan a una ola de migración interna totalmente descontrolada. Lamentablemente, las políticas públicas priorizadas por este poder en este momento se reducen a brindar documentos de identidad para promover la salida de haitianos al extranjero, incluidos miembros de la policía privilegiados con facilidades puestas en los cuarteles. De hecho, los centros de entrega de documentos de viaje están abiertos en todo el territorio nacional.
Es en este contexto explosivo marcado por el cinismo que el Core Group quieren forzar a toda costa la aplicación de su agenda de elecciones contestadas como la que catapultó al poder en 2011 al presidente más corrupto de la historia nacional, Michel Martelly. No hay sorpresas algunas observando el comportamiento partidista de algunos operadores del Core Group sin respecto por el derecho de reservas y los principios de la Convención de Viena. En sus condescendencias y reflejos de injerencia, se comportan como activistas políticos para manipular la opinión pública y sigue imponiendo a Aryel Henry al poder. Con todo este capital negativo de este poder, saben que no se puede superar esta violencia y lograr ningún consenso con este poder que ya ha dado las pruebas de sus fracasos e incapacidades.
Los datos más conservadores de Naciones Unidas arrojan un balance de 531 personas muertas y 300 heridas por la violencia de los grupos criminales de enero a mediados de marzo de 2023. Según el diario “Le Nouvelliste”, se registran más muertes de civiles s en Haití que en Ucrania por esta época. A pesar de estas estadísticas catastróficas, los temas de seguridad no son una prioridad por el Core Group, tal vez los principios de asistencia a personas en peligro no sean aplicables para este país de negros.
Sin embargo, continúa la política de cumbres estériles sobre la crisis sin los haitianos para sabotear los esfuerzos sinceros de consenso entre haitianos, echando la culpa de la persistencia de esta crisis sobre los haitianos y preocupándose más por fortalecer el poder sin consenso que el Core Group ha impuesto al país después del asesinato del presidente Jovenel Moise en 2011. Hasta ahora, Canadá no se preocupa por entregar los pedidos de equipamientos de la Policía Haitiana pagados por fondos haitianos desde más de 2 años a pesar de grandes anuncios de donaciones de millones para apoyar al cuerpo policial. En este sentido, es muy fácil entender el origen del debilitamiento de la policía y la situación de caos que vive actualmente Haití.
Las sanciones tomadas por Canadá contra ciertos miembros del sector privado y de la clase política por complicidad con los grupos criminales habrían sido de gran beneficio para el país. Infelizmente, estas sanciones no son acompañadas de pruebas tangibles que permitan que la justicia haitiana haga un seguimiento. ¡Sorprendente observación! No hay consenso dentro del Core Group con respecto a estas sanciones; el consenso total existe solamente en la implementación del caos.
En este contexto, aprovechamos para analizar el comportamiento del Gobierno dominicano sobre las sanciones. República Dominicana es el segundo destino después de Estados Unidos de las riquezas provenientes de la corrupción y del crimen organizado en Haití. Sin embargo, no hay ninguna medida, a pesar de los llamados de pacificación del presidente Luis Abinader en la última cumbre de los países ibéricos. En este sentido, varios observadores destacan la importancia de las inversiones y los lazos tradicionales y a veces familiares de las élites económicas de ambos lados de la isla, sobre las de origen levantino, para explicar la timidez del Gobierno dominicano sobre estas sanciones.
Terminamos diciendo que los extremistas del Core Group no se detendrán ante ningún obstáculo para la aplicación de su plan de caos.
La solidaridad es una exigencia humana y constituye el mayor valor para la construcción de una humanidad de paz, alegría y equidad para todos.
Evitemos más muertos, heridos, mujeres violadas, desplazados y niños huérfanos. Solidaricémonos con Haití y denunciemos la marcha segura hacia el genocidio del Core Group.