El Gobierno de Haití pide a sus socios apoyo para el «despliegue inmediato de una fuerza armada especializada», con el objetivo de hacer frente a la grave situación que vive el país en todos los ámbitos, agravada por la reaparición del cólera.
Según publica este viernes el Diario Oficial de la República de Haití, Le Moniteur, el Consejo de Ministros autoriza al primer ministro, Ariel Henry, a «solicitar y obtener» de los socios internacionales «apoyo efectivo para el despliegue inmediato de una fuerza armada especializada, en cantidad suficiente, para poner fin en todo el territorio a la crisis humanitaria».
Esta situación, añade la resolución gubernamental, se debe entre otras causas a «la inseguridad resultante de las acciones delictivas de las bandas armadas y de sus patrocinadores».
Se busca así conseguir «rápidamente un clima de seguridad que permita luchar eficazmente contra el cólera, favorecer la distribución de carburante y agua potable en todo el país, el funcionamiento de los hospitales, la reanudación de las actividades económicas, la libre circulación de personas y bienes y la reapertura de las escuelas», detalla el texto.
Agrega que el Consejo de Ministros adoptó esta decisión el jueves en una sesión extraordinaria «alarmada por el riesgo de una crisis humanitaria mayor debido al brusco resurgimiento del cólera, sumado al deterioro acelerado de la situación de seguridad en todo el territorio nacional».
Además, el bloqueo de las terminales petroleras por las bandas armadas tiene «consecuencias catastróficas en el funcionamiento de los hospitales, obligados a cerrar sus puertas», y en «la disponibilidad de agua potable».
También hace referencia a la imposibilidad de que los estudiantes vuelvan a las aulas y las dificultades de aprovisionar de comida a las ciudades, en un país donde al menos un 43 % de la población sufre inseguridad alimentaria.
El Consejo de Ministros considera «imperativo» reanudar la actividad para «evitar la asfixia completa de la economía» y desea que se consiga «un clima propicio para la organización de elecciones libres, transparentes e inclusivas».
Haití lleva semanas inmerso en una aguda escasez de combustibles que, además de hacer escalar los precios en el mercado negro, ha obligado al cierre o suspensión de servicios hospitalarios, bancos y todo tipo de empresas, entre ellas las potabilizadoras de agua, en un momento en que esta es necesaria para evitar la expansión del cólera.
A ello se une la violencia de las bandas armadas que se han hecho fuertes en la zona metropolitana de Puerto Príncipe, causando cientos de muertos y miles de desplazados, y unas manifestaciones antigubernamentales marcadas por los saqueos, en especial tras el anuncio del Gobierno de aumentar el precio de los derivados del petróleo.
La crisis social, económica y de seguridad que sufre Haití desde hace años se vio agravada por el asesinato, en julio de 2021, del entonces presidente Jovenel Moise.
EFE