Huelga en San Francisco de Macorís

POR MARCOS SANTOS. – Lo que se ve en el llamado a huelga para los días 1 y 2 de marzo en la ciudad de San Francisco de Macorís, es un grupo de personas reclamando obras y servicios al gobierno que encabeza Luis Abinader, y que de acuerdo a ellos (los convocantes), solo los mueve el amor que sienten por este noble pueblo, capital de la próspera Región Nordeste de la República Dominicana.

Para los convocantes, los esfuerzos desplegados por las actuales autoridades para la consecución de obras para este municipio y esta provincia, prácticamente no sirven para nada.

Los funcionarios públicos locales y provinciales, son vagos, mentirosos, arrogantes, según los organizadores de la protesta.

Los organizadores de la huelga no escuchan el grito desesperado de empresarios y comerciantes, cuyas ventas se reducen a cero, mientras hay movilizaciones callejeras, y ese grito le entra por un oído y le sale por el otro.

Ellos, los dichosos convocantes, que son mis amigos, dicen luchar a brazo partido por el pueblo y para el pueblo.

Pero ese mismo pueblo la pasa muy mal, cuando en una esquina cualquiera incendian un neumático y lanzan desperdicios a las calles, como señal de protesta.

No quisiera yo imaginarme la suciedad, y la contaminación que provocan no solamente a la ciudad como tal, si no, a los hogares de muchas personas donde llegan los efectos nocivos por la quema de un neumático y la tiradera de basura en las calles.

Aquellos que aseguran que solo con las huelgas se consiguen las reivindicaciones, están totalmente equivocados.

El 4% del Producto Interno Bruto para la Educación es la mejor muestra de ello.

Para alcanzar ese significativo logro, no se quemó una sola goma, ni se lanzó un papelito a las calles.

Podemos reclamar, pero utilizando otros métodos.

El Falpo debe reflexionar sobre esto.

Cada día más, esa organización pierde apoyo en amplios sectores de la sociedad francomacorisana.

Nadie es masoquista para apoyar algo que perjudica a la mayoría.

Nada ni nadie debe estar por encima del pueblo.

Incluyendo a un pequeño faraón, que es la persona que orienta a ese grupo.

El presente y el futuro de nuestro pueblo no debe fraguarse en reuniones con buenos vinos, cervezas y picaderas de varios tipos de carnes.

El interés colectivo está y siempre estará por encima de cualquier interés particular.

Debe ser así y debemos luchar por ello y para ello.

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