Esta última semana de septiembre traza un cuadro crucial para que el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU) cree una fuerza multinacional para intervenir en Haití, un paso que abriría el camino para el desmantelamiento de las bandas armadas y establecer la paz en ese atrofiado país.
Haití no aguanta por mucho tiempo la profundización de su descalabro social y económico, inseguridad y estabilidad política, empeorada por la violencia despiadada de las pandillas armadas.
El pasado fin de semana, estos grupos, después de caminar sobre la sangre y los cadáveres de miles de sus víctimas, salieron de sus escondrijos con un alarde de sinceridad y compasión humana, jurando abandonar su “camino equivocado”.
El Consejo del ente mundial de naciones es responsable de mantener la paz y la seguridad internacionales. Tiene 15 miembros, cada uno con un voto.
Cuando ese órgano toma una decisión, todos los estados miembros de la ONU tienen que aceptarla y cumplirla a cabalidad.
ESPERANDO LA ORDEN
Todas las expectativas están ahora centradas en la posibilidad de que el Consejo de Seguridad apruebe esta semana la formación de la fuerza pacificadora que será desplegada en Haití.
Muchos países miembros de la ONU, como República Dominicana, se han estado pronunciado a favor del envío “urgente” de un contingente de paz.
El último de estos fue España, cuyo canciller, José M. Alvares, anunció ayer, a través de su cuenta en la red social X, que ese país europeo participará en la misión de apoyo a la seguridad y que sólo está a espera de la votación del Consejo de la ONU, esperado que ocurra esta semana. Igual hizo México, dando su firme apoyo a la intervención en Haití.
Alvares también advirtió de que esa misión podría durar años “porque se trata de garantizar la seguridad y salvar a Haití de las pandillas”.
LA DEFENSA DOMINICANA
En la parte dominicana, tanto el presidente Luis Abinader como su canciller, Roberto Álvarez, han desplegado una intensa campaña en el ámbito internacional pidiendo la intervención de una fuerza paz, al reconocer la incapacidad del gobierno del primer ministro Ariel Henry para encarar las raíces de los males que afronta ese país, en materia de seguridad.
“Haití no puede esperar más”, ha sido el mensaje reiterativo del gobierno dominicano ante los organismos internacionales.
“Aunque estamos convencidos de que la única respuesta sostenible a sus problemas debe venir de los haitianos, la comunidad internacional debe actuar ahora, para evitar que la situación del país se desborde por completo, y ofrecer la ayuda que esa sociedad espera”, planteó, por su parte el Ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, en una de sus exposiciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
UNA ESCALADA BRUTAL
Organismos humanitarios internacionales se muestran cada vez más preocupados por la escalada de la violencia brutal que sacude al país colindante.
Solo en dos semanas, entre los días 15 y 29 de agosto pasado, la violencia se cobró la vida de cuando menos 71 personas, mientras el número de heridos ha resultado difícil cuantificar.
Se ha reportado que familias enteras, entre las que figuran muchos niños, han sido ejecutadas en sus hogares y a plena calle, hasta alcanzar el grado más alto de brutalidad humana cuando han sido quemados vivos.
Los secuestros, linchamientos y violencia sexual contra mujeres, niñas y niños, por parte de pandilleros, son también parte del desgarre social estresante de la vida del pueblo haitiano.
Hace poco más de dos semanas, las bandas criminales armadas recrudecieron sus ataques violentas en la capital, Puerto Príncipe, y Artibonite. Durante estas jornadas violentas se registraron decenas de víctimas en las peligrosas áreas de Canaan, Bel-Air, Carrefour Feuilles, Savanne Pistache y Solino, en el área metropolitana de la capital.
GUILLERMO PEREZ