Irán ejecutó en la horca a dos hombres este lunes por haber quemado un ejemplar del Corán e insultado al profeta Mahoma, causando conmoción entre las oenegés de derechos humanos, que calificaron la medida de «impactante» y «medieval».
Sadrolá Fazeli Zare y Yusef Mehrdad, declarados culpables por haber «insultado al profeta Mahoma y otras blasfemias, incluido haber quemado el Corán», fueron ahorcados el lunes por la mañana, indicó la página web de la agencia de información de la autoridad judicial, Mizan Online.
Según la justicia iraní, Mehrdad había creado «un grupo muy seguido» en internet para «propagar el ateísmo».
De acuerdo con la misma fuente, se descubrió en el teléfono del acusado un vídeo «alusivo a la quema del Corán».
Al examinar los dispositivos electrónicos de Fazeli Zare, se identificó una «cuenta popular» que promovía el «ateísmo» e «insultaba los valores religiosos», agregó.
Uno de los acusados confesó en marzo de 2021 que había publicado en las redes sociales estos insultos, según Mizan.
Las oenegés de defensa de derechos humanos advierten que en Irán estas «confesiones» suelen ser resultado de torturas.
Irán es el segundo país que ejecuta a más personas en el mundo detrás de China, según varias organizaciones, entre ellas Amnistía Internacional.
En 2022, el número de personas ejecutadas aumentó un 75% en relación con el año anterior, informaron en abril las oenegés Iran Human Rights (IHR), con sede en Noruega, y Juntos contra la pena de muerte (ECPM), en Francia.
Según IHR, al menos 208 personas fueron ejecutadas desde el inicio del año.
Al menos 582 personas fueron ejecutadas en la República Islámica en 2022, un récord desde 2015, frente a las 333 en 2021, precisaron las dos organizaciones.
«CARÁCTER MEDIEVAL»
Estados Unidos condenó la ejecución de los dos hombres, que según el portavoz del departamento de Estado, Vedant Patel, era un «grave recordatorio de la inclinación del régimen iraní (…) a violar los derechos humanos del pueblo iraní».
«Las leyes contra la blasfemia son una afrenta a los derechos humanos en todo el mundo», añadió, y aseguró que «Estados Unidos continuará tomando las medidas adecuadas, en coordinación con nuestros aliados y socios, para seguir exigiendo responsabilidades al régimen iraní por sus graves violaciones de los derechos humanos».
«La República islámica ha mostrado de nuevo su carácter medieval al ejecutar a dos personas que expresaron su opinión», reaccionó Mahmood Amiry-Moghaddam, director de la IHR.
Para los países apegados a la libertad de expresión, estas ejecuciones deberían «significar un cambio» en sus relaciones con la República islámica, señaló.
«La comunidad internacional debe decir claramente que el uso de la pena de muerte para reprimir la expresión de una opinión no será tolerada», dijo.
Amnistía Internacional (AI) calificó las ejecuciones de «impactantes» y consideró que refuerzan aun el «estatuto de paria de Irán».
«Fueron ahorcados por mensajes en las redes sociales», subrayó la ONG, que denuncia un «ataque grotesco contra los derechos a la vida y la libertad de religión».
La ley islámica (sharia) aplicada en Irán autoriza la pena capital para las acusaciones de blasfemia, pero las ejecuciones por ese motivo fueron relativamente escasas en los últimos años, y la gran mayoría de las personas ejecutadas eran acusadas de tráfico de droga o asesinato.
«APLASTAR LAS PROTESTAS»
Para Amnistía, estas nuevas ejecuciones «ocurren en el marco de un fuerte aumento del uso de la pena capital por parte de las autoridades iraníes en las últimas dos semanas».
El aumento de las ejecuciones coincide con el movimiento de protesta iniciado en septiembre en Irán con la muerte de una joven kurdo-iraní, Mahsa Amini, tras su detención por la policía moral, que le reprochaba haber violado el estricto código que reglamenta el vestir e impone a las mujeres el uso del velo.
La protesta fue violentamente reprimida y las fuerzas de seguridad han matado al menos a 537 personas desde septiembre, según IHR.
Cuatro hombres fueron ejecutados por acusaciones relacionadas directamente con el movimiento de protesta.
Por otro lado, un disidente irano-sueco, Habib Chaab, reconocido culpable de haber dirigido un grupo separatista árabe del oeste del país y condenado a muerte por «terrorismo», fue ejecutado el sábado.
La Unión Europea denunció una «sanción inhumana». Un ciudadano alemán, Jamshid Sharmahd, fue condenado a muerte por estar relacionado con un atentado contra una mezquita en 2008.
«Sin una acción internacional urgente, las autoridades iraníes seguirán utilizando la pena de muerte para atormentar y aterrorizar a la población, aplastar las protestas y cualquier disidencia», advirtió en Amnistía.
AFP