Los restaurantes, las playas y el emblemático muro del Malecón habanero, vetados al público durante meses por el peor rebrote de la covid-19 en Cuba, han recobrado vida con el inicio de la desescalada.
Cuba pasó de mostrar los peores indicadores epidemiológicos, con récords de casos diarios y fallecidos, a reiniciar gradualmente las clases presenciales y servicios en algunas ciudades, amparada en el avance de la vacunación masiva.
Varias personas han aprovechado a su manera la flexibilización de las restricciones para liberar el estrés de casi dos años de encierro, pese a la advertencia de las autoridades sobre lo complejo de la situación epidemiológica.
La nueva desescalada en La Habana, Mayabeque (occidente), Cienfuegos, Ciego de Ávila (centro), Santiago de Cuba, Guantánamo (oriente) y el municipio especial Isla de la Juventud representó la reanudación de servicios gastronómicos, notariales y otros pausados por la pandemia.
Las cafeterías y varios establecimientos se han llenado de disciplinados que usan la mascarilla y mantienen el distanciamiento social y también de aquellos que «confían» en estar vacunados y viven como si no hubiera coronavirus.
En el caso de los restaurantes, deben cumplir con las medidas sanitarias de protección a los comensales, velar por la manipulación correcta de la comida, mantener la ventilación natural, aforo limitado y la distancia de unos dos metros entre las mesas.
Las reservas por teléfono o vía digital también asoman en este nuevo paso hacia la gradual reapertura de otras regiones del país y del turismo internacional a partir de noviembre.
A la playa y el malecón con mascarilla
Para la habanera Lisbet Sánchez es sumamente importante cumplir con las medidas «para que esto (la reapertura) se mantenga «porque no ha sido fácil la pandemia».
Esta ama de casa de 51 años ha ido a la playa con parte de su familia y amigos, entre ellos Ana Leydis Díaz, una joven ingeniera de 32 años «encantada con la apertura» y recelosa de las medidas sanitarias.
La alegría de estas cubanas contrasta con el malestar del puertorriqueño Pablo Ruíz, quien se pregunta cómo van a abrir las playas «con cuatro policías para miles de personas».
Este profesor de 60 años residente en Cuba criticó la ausencia de policías o inspectores para poner disciplina en un lugar repleto de gente «tomando alcohol sin distanciamiento ninguno».
Necesitamos caminar, despejar, respirar aire puro y aprovechar este momento, dicen Ismairy y su esposo Daniel caminando con mascarilla por el malecón habanero.
Estos cubanos han optado por el emblemático paseo marítimo, adonde han vuelto muchas personas para sentarse, disfrutar una puesta sol o sencillamente hacer ejercicios.
El guitarrista Orlando García es otro de los que pedía la reapertura después de casi dos años «encerrado en casa sin poder hacer» lo que le gusta.
Aprender a vivir con la pandemia
La vacunación masiva contra la covid-19 y la necesidad de oxigenar la economía afectada por las restricciones dieron paso esta vez a la desescalada, que incluye el reinicio de las clases presenciales, la gradual reapertura de sus fronteras el 15 de noviembre y de varios hoteles.
El país caribeño suspendió los vuelos comerciales y chárter en abril de 2020 para frenar la expansión del coronavirus.
En octubre de ese año reabrió los aeropuertos, pero se dispararon los contagios, muchos atribuidos al incumplimiento de los protocolos de aislamiento para los viajeros.
Por ese motivo, desde enero permanecen reducidos al mínimo los vuelos procedentes de Estados Unidos, México, Panamá, Bahamas, Haití, República Dominicana y Colombia.
Antes de la llegada de la pandemia, el turismo representaba para Cuba la segunda fuente oficial de ingreso de divisas -solo por detrás de la venta de servicios profesionales al exterior- y aportaba en torno al 10 % del producto interno bruto (PIB).
En medio de ese panorama, los científicos cubanos desarrollaron tres fórmulas propias contra el coronavirus -Abdala, Soberana 02 y Soberana Plus- con las que se pretende inmunizar al 92.6 % de los 11.2 millones de habitantes, incluida la población entre 2 y 18 años.
El avance de la vacunación ha permitido además reanudar el actual curso escolar 2020-2021 a través de teleclases y en formato presencial en algunas enseñanzas, tras interrumpirse en abril de 2020 por el primer brote de SARS-Cov-2.
No obstante, Cuba aspira a volver a tener su período escolar habitual de septiembre a julio, completo y de forma presencial para el curso 2023-2024, según las autoridades del sector.
LAURA BECQUER