POR VINICIO CASTILLO SEMAN.- La pasada semana una extraña y sin precedentes convocatoria a marcha de ciudadanos haitianos se produjo en República Dominicana.
El escenario montado para la rueda prensa demostraba poder económico de los que pagaron escenario, lo que llamó la atención de los periodistas. Igualmente el lugar de la marcha, avenida 27 de Febrero, en honor al día glorioso en que los dominicanos expulsamos a plomo y machete al ejército invasor en 1844.
El tramo de la 27 de Febrero, donde se encuentran grandes centros comerciales y muy próximo a ensanches de clase media y alta de República Dominicana.
El gobierno, a través del ministro de Interior, prohibió la marcha haitiana haciendo cumplir la Constitución y las leyes de República Dominicana, que prohíben actividades políticas a todo extranjero en territorio dominicano.
Lo más significativo es que por primera vez hay interés desde el extranjero de fomentar una organización para movilizar millones de haitianos ilegales que están en República Dominicana.
Y es ese un hecho muy preocupante al que debe prestarle mucha atención el DNI(Dirección Nacional de Investigaciones) y demás organismos de seguridad del Estado. Hay informaciones de inteligencia de que había dólares del extranjero y de una clase media haitiana que se ha mudado a República Dominicana, y que el verdadero motivo era exigir el cese de deportaciones de ilegales haitianos en apoyo al pedimento de Organización de las Naciones Unidas (ONU). Es evidente que lo de la marcha puede ser sólo la punta de iceberg.
Organizar y financiar a los millones de haitianos en República Dominicana que hasta ahora han estado únicamente dedicados a sus asuntos personales.
El plan de la ONU es la fusión, mudar a Haití a República Dominicana, y no es descabellado entender que se embarquen en financiamiento y orientación política de un movimiento de protesta haitiana en República Dominicana.
Como bien dijo el director del Listín en un memorable editorial al comentar lo ocurrido en Francia, debemos poner la barba en remojo y mirarnos en ese espejo.
En nuestro caso, con el agravante de que está la línea fusionista de ONU y traidores del patio dispuestos a servirles para destruir nuestro país.