Shohei Ohtani es conocido en Japón como «kanpeki no hito» — la persona inmaculada — debido a sus modales y comportamiento impecable.
Su pulcra imagen podría haber recibido un golpe después de que los Dodgers despidieron a su buen amigo e intérprete Ippei Mizuhara el miércoles a raíz de acusaciones de apuestas ilegales y de que le robó dinero a Ohtani para pagar su deuda.
La firma legal que representa a Ohtani lo consideró un «robo masivo» en su comunicado.
Una serie en Seúl — los primeros juegos de las Grandes Ligas en Corea del Sur — debían ser un escaparate para Ohtani ante un fértil audiencia de béisbol en Asia. Los juegos ante San Diego y Los Ángeles fueron programados incluso antes de que firmara por 10 años y 700 millones de dólares con los Dodgers en diciembre.
Para MLB, las estrellas se alinearon perfectamente y hay negociaciones para realizar una serie similar en Tokio el próximo año.
Una amenaza de bomba brevemente ensombreció el inicio de la serie el miércoles. La policía recibió una advertencia antes del primer juego en el estadio, pero no encontraron ningún explosivo. Se reportó que Ohtani era el objetivo.
Luego salió a la luz la bomba de Ohtani.
«Me impactó cuando lo leí», dijo Jorge Kuri, un aficionado de los Dodgers de Tijuana, México, y dueño de una tienda de indumentaria.
Portando una sudadera y gorra de los Dodgers en el Gocheok Sky Dome, Kuri estaba buscando cualquier información. Dijo que venía de unas vacaciones en Japón «en donde Ohtani es el rey».
Mizuhara, de 39 años, fue despedido por el equipo tras los reportes del diario Los Ángeles Times y ESPN sobre su supuesta relación con un apostador ilegal.
Ohtani no calentó en el campo antes del juego del jueves. Pero horas después no se inmutó en su primer turno al bate, cuando conectó un sencillo al jardín derecho.
Seguramente Mizuhara será investigado por las autoridades de Estados Unidos y MLB. La historia es un impactante giro para un hombre que era inseparable de Ohtani desde que llegó con los Angelinos en 2017.
Esta semana le dijo a ESPN que Ohtani no sabía de sus apuestas en fútbol internacional, NBA, NFL y fútbol americano colegial.
Mientras Ohtani no sea acusado directamente de las apuestas ilegales, las acusaciones no mancillará una imagen pública gestionada cuidadosamente, aseguró Lee Seung-yun, profesor de mercadotecnia de la Universidad Konkuk en Seúl.
«La imagen de Ohtani es limpia, como porcelana blanca y eso puede hacer que la mancha se vea más grande», dijo.
Lee Jong-Sung, experto en cultura deportiva de la Universidad Hangyan en Seúl, aseguró que la imagen global de Ohtani era la de un monje misterioso «completamente dedicado a una religión llamada béisbol».
Dijo que las acusaciones contra Mizuhara hasta ahora sólo fortalecerán esa impresión sobre Ohtani — una persona que busca la perfección en el béisbol, pero inocente y de buen corazón con lo demás.
AP