BERLIN.- La prórroga de restricciones en Alemania por la pandemia ha puesto en evidencia las necesidades y carencias del sistema educativo, en particular para atender a distancia a los alumnos, al tiempo que ha obligado a encontrar vías para apoyar a las familias y facilitar la conciliación laboral.
Las clases presenciales quedaron suspendidas por segunda vez en la pandemia el pasado 16 de diciembre para los once millones de alumnos en Alemania ante la incapacidad de contener la segunda ola de contagios con las restricciones vigentes, pero con el objetivo de regresar a las aulas el 11 de enero, tras el receso navideño.
No obstante, el reinicio presencial de las clases se está retrasando -de momento hasta al menos el 15 de febrero- debido a la cifra todavía demasiado elevada de contagios diarios -hoy, más de 12.000- y una incidencia acumulada en siete días de 111,1 casos por cada 100.000 habitantes, lejos todavía de los 50 que se persigue-.
Probablemente tampoco sea posible regresar al «funcionamiento normal» con el que los colegios supuestamente abrieron tras el verano y sea necesario, entre otras medidas, reducir los grupos a la mitad de alumnos e introducir, en el mejor de los casos, un sistema híbrido de clases presenciales y a distancia.
Pero si al inicio del curso 2019/2020 faltaban 55.000 profesores cualificados en Alemania, según el presidente de la Asociación Alemana de Docentes (DL), Heinz-Peter Meidinger, esta carencia se ha visto incrementada al comienzo del presente año escolar al tener que prescindir de aquellos maestros pertenecientes, ya solo por edad, a grupos de riesgo.
Según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis), de los 686.000 profesores que en 2018/2019 impartían clase en escuelas públicas, el 12,5 % superaba los 60 años, y un 25 % tenía entre 50 y 59 años.
Por lo tanto, este regreso al «funcionamiento normal» después del receso estival no ha sido más que una ilusión, con una adaptación del horario escolar y las materias impartidas al número de profesores disponibles y con grupos e incluso escuelas completas en cuarentena por casos de contagio dentro de la comunidad escolar.
La digitalización, materia pendiente en Alemania
La necesidad de impartir clases virtuales ante la imposibilidad de volver a las clases presenciales tras las navidades ha puesto en evidencia otro carencia generalizada: el considerable retraso de Alemania en materia de digitalización, tanto a nivel tecnológico y de infraestructura, como de capacitación del profesorado.
La DL, entre otros, criticó recientemente a los estados federados, competentes en materia educativa, por haber planificado el regreso a las aulas tras el verano apostando por las clases presenciales, sin tener en cuenta la posibilidad de un nuevo parón de la vida pública y el consecuente cierre de colegios.
En todos estos meses -desde el primer cierre de los alrededor de 40.000 centros educativos en Alemania a mediados de marzo del año pasado- las autoridades no han hecho suficiente por preparar a las escuelas para un escenario de enseñanza virtual a distancia, subraya.
Al regreso del receso navideño, muchas plataformas digitales no funcionaban bien y los servidores se caían, denunció por su parte la Confederación Federal de Alumnos (BSK), que criticó que durante las vacaciones «de nuevo no se hizo nada por mejorar la digitalización».
Aumento de las desigualdades sociales
Meidinger advirtió recientemente de las crecientes lagunas en las diferentes materias educativas y de un aumento de las desigualdades sociales entre alumnos dependiendo de si provienen o no de hogares con estudios, de si pueden contar con el apoyo de sus padres o de si viven en un entorno social difícil.
«Cada vez se hace más evidente que la esperanza de poder recuperar este año las lagunas del pasado año escolar y al mismo tiempo de no acumular nuevos déficits no se podrá cumplir», dijo.
El cierre de los colegios supone para los padres, además, un desafío a la hora de conciliar vida laboral, familiar y escolar.
Los padres con empleos considerados «relevantes para el sistema», como bomberos, policía, personal sanitario o empleados en comercios esenciales, pueden seguir llevando a sus hijos al colegio, donde los menores son atendidos a modo de guardería.
Para los padres que deben combinar el teletrabajo con el apoyo a sus hijos en casa, el Gobierno alemán ha ampliado las ayudas en concepto de baja para cuidado de un hijo enfermo, de los diez que ya le corresponde a cada progenitor por año a veinte, hasta un total de 45 días dependiendo del número de hijos.
Estas prestaciones por día no trabajado, para empleados con seguro de enfermedad público, se pueden solicitar mientras los colegios y guarderías permanezcan cerrados, sin necesidad de que el hijo esté enfermo.
En el caso de familias monoparentales, los días para el cuidado de un hijo ascienden de veinte a cuarenta, hasta un máximo de 90 días laborables por año.
El número de positivos desde que se dio a conocer el primer contagio de coronavirus en Alemania a finales de enero del año pasado suma 2.134.936 y el de víctimas mortales, 51.870.
ELENA GARUZ / EFE