POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- Cuando el presidente Luis Abinader, casi al final de su discurso, con las palabras ahogándose en su voz, hizo un ferviente llamado a un pacto por la soberanía y la integridad territorial de todas las fuerzas políticas, económicas y sociales, pensé que recibiría un respaldo unánime de todos los sectores, ante los aplausos y la fervorosa manifestación de respaldo que recibió de la Asamblea Nacional. ¡No era para menos!
Sin embargo, no fue así. ¡Penosamente!
El Partido Revolucionario Dominicano, una entelequia en manos de Miguel Vargas y algunos seguidores mudos y ciegos, expresaron su rechazo. El partido de mayor historia democrática y revolucionaria, el que llamó a las armas para defender la constitucionalidad, el que encabezó la lucha en defensa de la soberanía nacional cuando el país fue intervenido por tropas extranjeras, olvidando su propia historia, ante un momento crucial para el pueblo dominicano, dice oponerse al llamado del presidente Abinader. ¡Qué vergüenza!
El Partido de la Liberación Dominicana, al igual que la Fuerza del Pueblo, ambos herederos del profesor Juan Bosch, al que traicionaron tras su llegada al poder donde se mantuvieron 20 años, también han rechazado el llamado a la unidad nacional ante los riesgos que corre el país, acosado por la situación internacional y por la crisis que sacude al vecino Haití.
Los argumentos tanto del danilismo como del leonelismo, resultan pueriles. Jamás pensé que la politiquería podía llegar tan lejos, que la mediocridad política y el oportunismo, pudieran impedir que dos expresidentes de la República, en un momento crucial como el que vive el país, le dieran la espalda.
Lo del PRD, PLD y FP es un acto de traición.
Lo de Danilo Medina y Leonel Fernández, no tiene perdón. Están colocando sus mezquinos intereses políticos por encima del interés nacional, por encima del interés de la “Patria bien amada”, como escribiera el poeta Héctor Incháustegui Cabral.
Creen que respaldar al presidente Abinader en su propuesta de un pacto por el país para defender la soberanía y la integridad, es apuntalarlo aun más como mandatario, es contribuir con su fortalecimiento político de cara a las próximas elecciones. “No le podemos dar más cancha al presidente Abinader; estaríamos afilando cuchillo para nuestra propia garganta, es asegurarle la repostulación”, dicen.
El rechazo del PRD, del PLD y de la FP, principalmente, pone de manifiesto su miopía política y su incapacidad para volver al poder, pues los peligros que se ciernen sobre nuestra nación no son un invento de Luis Abinader, son el resultado de una coyuntura que pone en riesgo la estabilidad y la gobernabilidad. La crisis haitiana es de una dimensión muy grande.