En medio de la tragedia por la explosión de un comercio en San Cristóbal, la solidaridad se hizo presente entre personalidades, instituciones y ciudadanos comunes que ofrecen alimentos, agua y orientación tanto a las autoridades como a la población en general.
La generosidad del dominicano volvió a sentirse tras la tragedia ocurrida el pasado lunes. En otras ocasiones ha ocurrido lo mismo. Buenos dominicanos con sus propios recursos apoyan acciones regalando alimentos a quienes se dedican a labores de rescate, a la prensa, la policía y otras entidades.
En la mañana una señora entregaba mangú con chorizo y huevo de manera gratuita a miembros de la prensa, algunos de los cuales amanecieron en el lugar. «Tengan, no pasen hambre», decía la señora mientras entregaba platos a algunos de los presentes.
En la llamada «zona cero» no faltó comida ni agua durante el tercer día y cada institución tenía almacenada hidratantes, agua, pan, jugos, leche y alimentos sólidos como arroz, carnes y habichuelas. Comerciantes del municipio también hicieron sus aportes.
Organismos como la Defensa Civil, que tenía alrededor de 200 voluntarios, poseía su propio suministro de agua y alimentos y desde la Fuerza Aérea también se envió alimentos y líquidos para sus miembros. Todos los cuerpos armados tenían parte de su personal que se encargaba de la seguridad.
Un grupo de jóvenes se paseaba por las aceras preguntando a cualquier persona si había comido y quienes contestaban que no, les entregaban un plato con moro de habichuelas negras, pollo guisado y ensalada de coditos.
Un hombre, identificado como Rogelio, llevó en la mañana una funda de pan y jugo, que entregaba, sobre todo a los bomberos y miembros de la Defensa Civil apostados en el área de impacto de la explosión.
«Ese es un alimento casero, no es de los comedores», comentó una de las personas caritativas sin revelar quién hacía la donación. Detrás, estaba otro joven con botellas de agua. Muchos indigentes eran vistos comiendo de las comidas que regalaban en las calles adyacentes al lugar de la explosión.
En varias esquinas fueron colocados tanques azules con botellas de agua que eran regaladas a todo el que sintiera sed y se acercara.
Los políticos
La diputada Leyvi Batista, del Partido Revolucionario Moderno(PRM), también se solidarizó y desde el primer día dispuso de varios camiones tanqueros de agua para suplir el líquido a los bomberos.
Otros anónimos enviaron colchones y ropa para afectados en la zona.
Ayuda del Banco Popular
El Banco Popular Dominicano anunció este miércoles un aporte inmediato de RD$30 millones para la asistencia de las personas afectadas por la explosión.
Informó que una partida de RD$20 millones será gestionada por la Diócesis de la Iglesia católica de Baní, que comprende a San Cristóbal, con monseñor Víctor Masalles a la cabeza, y otra suma de RD$10 millones, será entregada a los directivos del Plan Estratégico de Desarrollo Provincial de San Cristóbal, presidido por el señor José Francisco Martich, para ser invertidos en iniciativas de recuperación y resiliencia de la comunidad.
El comercio
Pese al dolor y la tristeza, el pueblo de San Cristóbal comenzó a recobrar su normalidad con la apertura de comercios y sus actividades cotidianas. Se mantuvieron cerrados los negocios del perímetro de la explosión, debido a que muchos tienen los cristales rotos.
Dos esquinas después de la intersección formada por las calles Padre Ayala y Francisco J. Peynado, el comercio abrió sus puertas. Consternados, comerciantes informaron que las ventas bajaron considerablemente porque la gente está concentrada en las muertes de sus compueblanos.
Alexander Ramírez, propietario de una tienda de calzados, dijo que se siente muy mal por lo ocurrido, pero que decidió abrir el negocio, que este miércoles registró una considerable baja en las ventas.
Luis de la Cruz, es un vendedor del mercado de la calle Santomé, dijo que el martes no vendió como de costumbre por la humareda y también este miércoles las ventas estuvieron bajas.
ADALBERTO DE LA ROSA