POR JUAN TAVERAS HERNANDEZ.- El gobierno del Partido Revolucionario Moderno que encabeza Luis Abinader sigue sin definir una línea de pensamiento, de acción, programación y comunicacional que le de coherencia, a pesar de los esfuerzos del Presidente que se ha visto obligado a suplir las deficiencias de una buena parte de los funcionarios que parecen no darse cuenta de lo que representa el cambio prometido, creyendo que es más de lo mismo.
No puede haber un minigobierno en cada ministerio, en cada dirección general, en la Cámara de Diputados, en el Senado, etc.
La pauta la traza el presidente Abinader, como jefe de Estado, como responsable de conducir las relaciones exteriores, como comandante de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. De igual modo, tiene que existir una política comunicacional ajustada a los propósitos del partido y del gobierno, coherenciada.
Pero el presidente Abinader ha tenido que convertirse en vocero de su propio gobierno, con calidad ética y moral a partir de sus acciones cotidianas, de apego al trabajo de lunes a lunes hasta 15 horas al día.
Luis Abinader llegó al Palacio Nacional para enfrentar los problemas que dejaron los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana, que fueron muchos. Encontró un país devastado por la crisis sanitaria y económica, ética y moral, con los niveles de corrupción alarmantes.
Veo a un presidente caminando de un lado a otro, haciendo cosas por aquí y por allá, llenando huecos, tapando hoyos, llevándole confianza y fe a todos los sectores productivos, conciliando con todos.
Pero a veces lo siento solo, navegando a contracorriente, hablando con periodistas, empresarios, políticos, sindicalistas, etc. Un buen capitán, pero con una tripulación que tendrá que revisar, hacer ajustes, cambiar y modificar para continuar navegando en un mar político que se tornará cada día más violento, con olas que crecerán con las tormentas que se avecinan.
La comunicación sigue siendo una tarea pendiente que no se resolverá con “traer de Colombia, México, España o cualquier otro país asesor “costoso. La línea comunicacional debió elaborarse tan pronto el PRM ganó las elecciones. No se hizo.
La ausencia de una estrategia de comunicación es más que obvia. Cuando escucho la radio, veo la televisión o leo los diarios impresos y digitales me doy cuenta de lo perdido que está el Gobierno en materia de comunicación, de la falta de un hilo conductor, una plataforma política en la inversión publicitaria, que no es simplemente colocar cuñas en un medio, sin ton ni son.
A veces me pregunto qué objetivo tiene una campaña publicitaria de un ministerio, de la presidencia, etc. ¿Qué quiere lograr, a quién quiere convencer, qué pretende venderle al público, qué marca quiere establecer?.