Macron y Le Pen, al ataque en el tiempo de descuento de la presidencial de Francia

El mandatario centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen lanzaron ayer viernes el ataque final para movilizar a su electorado y convencer a los indecisos, en las últimas horas de campaña presidencial antes del balotaje del domingo.

«Los franceses, con Emmanuel Macron, estarán condenados a cadena perpetua», aseguró Le Pen en un mercado en su bastión del norte de Francia, en referencia a la propuesta estrella de su rival de atrasar la edad de jubilación de 62 a 65 años.

La candidata de Agrupación Nacional (RN), que propone adelantarla a 60 años en algunos casos, ha centrado su campaña en suavizar su imagen y en presentarse como la defensora de las clases populares, ante el «presidente de los ricos». «Es Macron o Francia», advirtió.

Marine Le Pen ha logrado «avanzar enmascarada», pero «los fundamentos de la extrema derecha están ahí», reiteró por su parte su rival de La República en Marcha (LREM), asegurando que sus propuestas sobre el poder adquisitivo «no son viables».

La eventual pérdida de poder adquisitivo es la principal preocupación de los electores franceses en la elección presidencial, cuya campaña estuvo marcada además por la guerra en Ucrania, el aumento de los precios de la energía y de la inflación.

Pero más allá de la cuestión económica, los casi 49 millones de franceses llamados a las urnas deben elegir entre dos modelos de sociedad y de relación de esta potencia económica y nuclear con el resto de países del mundo.

Le Pen, de 53 años, propone inscribir la «prioridad nacional» en la Constitución, para excluir a los extranjeros de las ayudas sociales, y aboga por abandonar el mando integrado de la OTAN y reducir las competencias de la Unión Europea (UE).

Por su parte, el mandatario saliente, de 44 años, aboga en cambio por «más Europa», ya sea en materia económica, social o de defensa, y recuperar su impulso reformista y liberal, con una reforma de la jubilación y un ingreso mínimo vital condicionado.

– «Nada está decidido» –

Los últimos sondeos auguran una reelección de Macron con unos 10 puntos de ventaja. En 2017, este exbanquero de inversión y exministro de Economía del presidente socialista François Hollande venció a Le Pen con un 66,1% de votos.

Cinco años después, las llaves del acceso al Elíseo la tienen los abstencionistas y los votantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon, que se quedó a las puertas del balotaje con casi un 22% de los votos en la primera vuelta.

En una consulta interna de su partido Francia Insumisa, dos tercios abogaron por la abstención o por el voto blanco o nulo. Según un sondeo de Elabe, de los que irán a votar, un 45% votará Macron y un 24% por Le Pen.

Los dos finalistas temen además una desmobilización de sus electores el fin de semana, en plenas vacaciones escolares. Según un sondeo reciente de Ifop y Fiducial, sitúa la abstención en el 26%, que asciende al 48% entre los votantes de Mélenchon.

«Espero que se movilicen hasta el último segundo», ya que «nada está decidido», urgió este viernes Macron a sus electores, durante su último mitin de campaña en Figeac, en el centro rural de Francia.

La victoria de Marine Le Pen, contra la que llamaron a votar la mayoría de partidos, artistas, sindicatos, etc., representaría un sismo para Francia y la Unión Europea (UE) y coronaría su estrategia de «desdemonización» de su formación.

La reelección de Macron augura por su parte nuevas protestas sociales, como los «chalecos amarillos» que sacudieron la primera mitad de su mandato, en especial contra el atraso de la edad de jubilación, aunque ya se dijo abierto a limitarlo a 64 años.

– «Tercera vuelta» –

El resultado del balotaje «será un buen indicador de cómo se presentarán las elecciones legislativas» de junio, estima a la AFP Gaspard Estrada, experto en campañas en Sciences Po. «Hay claramente una voluntad de que sean una tercera vuelta».

Si gana el domingo, «Macron se enfrentará a una población dividida, una parte importante de la cual habrá votado por él por descarte», indica un sondeo este viernes de BVA, que subraya que un 66% quiere que pierda su mayoría parlamentaria.

La última «cohabitación» en Francia remonta al período de 1997 a 2002, cuando el presidente conservador Jacques Chirac nombró como primer ministro al socialista Lionel Jospin tras las elecciones legislativas.

El izquierdista Jean-Luc Mélenchon ya llamó a los franceses que lo elijan como «primer ministro» en los comicios parlamentarios del 12 y 19 de junio. Su partido, comunistas y ecologistas negocian hacer frente común para esos comicios.

AFP

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