POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Con la seguridad del Estado y la Institucionalidad no se debe jugar ni inventar.
Nada de “rutinario” tiene que un organismo como el Departamento Nacional de Investigaciones –DNI- se lleve “de un plumazo” a todos sus miembros en puntos neurálgicos como los puertos y aeropuertos.
Es cierto que un gobierno nuevo debe revisar, adaptar, reajustar el tinglado de la estructura estatal.
Sin embargo cuando se trata de organismos especializados, se debe obrar con mucho cuidado, para evitar parálisis o distorsiones en sus servicios.
Más aún, cuando se trata de personal capacitado para realizar una determinada función, costándole al Estado decenas y hasta millones de pesos para garantizar la estabilidad y perseguir el delito.
Entendemos que el director del DNI se reserve informaciones relacionadas con las labores de ese organismo.
Pero, por tratarse de la seguridad nacional, debemos saber si el país estaba en manos de militares especializados o ineptos que ponían en peligro la seguridad estatal y la propia protección de nuestros gobernantes.
Hasta conocer de esta DESTITUICIÓN MASIVA de oficiales del DNI, los dominicanos creíamos que disponíamos de un organismo integrado por personal especializado y capaz del cuidado de los puertos y aeropuertos.
Pero, al saber de esta sustitución de ese personal, nos asaltan las dudas sobre lo que estuvo pasando por esos lugares de entrada y salida del país.
Qué personas y cuáles mercancías salían y entraban por allí.
Qué estuvo pasando y a qué estábamos expuestos con gente poco preparadas en esas puertas de entrada.
Por eso necesitamos saber qué pasó con esa “tierra arrasada” aplicada al personal DNI que custodiaban los puertos y aeropuertos.
Si se ha cambiado personal especializado para poner a los políticos desempleados, entonces se estaría cometiendo un grave error que nos podría dañar a todos.