Mil pesos a cada vago

POR DANILO CRUZ PICHARDO.- La experiencia indica que niguna nación alcanza nivel de desarrollo mediante el asistencialismo, pero mucho menos a través del clientelismo político. El crecimiento económico y social de los pueblos está garantizado en la producción de bienes y servicios y, simultáneamente, en eficientes sistemas de educación y de salud, entre otros aspectos.


El asistencialismo estatal solo podría justificarse en situaciones especiales, producto de catástrofes provocadas por fenómenos naturales o, en su defecto, ante tragedias sanitarias, como la pandemia del coronavirus.

Es decir, con carácter circunstancial, nunca de forma permanente, porque a la gente se le enseña a pescar.

Ahora bien. Hay personas con discapacidad física y envejecientes a las cuales, dentro de un plan de asistencia, se les puede ofrecer una ayuda económica, porque no están en condiciones de producir. De igual manera, apruebo que a las madres solteras, desempleadas y de bajo nivel social, el Estado las asista durante los primeros dos años, período en el que deben cuidar y amamantar la cría. Se trata de casos excepcionales.

Carece de lógica, sin embargo, dar mil pesos mensuales a una persona joven por el simple hecho de no trabajar ni estudiar. El que no trabaja ni estudia no inventa nada bueno, suele ser un irresponsable. Los empleos son escasos en nuestro país, más con la situación especial que vivimos, pero el que se dispone a trabajar logra su objetivo. Hay talleres de mecánica, de herrería y de otras tantas cosas, que regularmente requieren ayudantes. Y esos ayudantes terminan aprendiendo el oficio y con el tiempo se independizan.

Además, los venduteros ambulantes no tienen impedimentos legales y muchas veces sus ingresos son superiores a los de cualquier oficinista. El vendutero no tiene siquiera que pagar impuestos.

Es un desatino otorgar una mensualidad, aunque sea baja, a un joven por el simple hecho de no trabajar ni estudiar. Un premio a la vagancia. Todos los vagos no son delincuentes, pero todos los delincuentes son vagos. La intención del gobierno es buena, pero sugiero que oferte becas de estudios para carreras universitarias y técnicas, dependiendo del nivel particular.

EL AUTOR ES PERIODISTA

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