Joe Morgan, el segunda base que fue la chispa de la Gran Maquinaria Roja y el prototipo de pelotero de la era de los terrenos de juego sintéticos en el béisbol, ha fallecido. Tenía 77 años.
Morgan falleció el domingo en su residencia de Danville, California, informó el lunes un portavoz de la familia. El miembro del Salón de la Fama padecía de polineuropatía, un trastorno de los nervios periféricos.
El deceso de Morgan es el más reciente de varias leyendas del béisbol este año: Whitey Ford, Bob Gibson, Lou Brock, Tom Seaver y Al Kaline.
Morgan fue proclamado como el Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en dos ocasiones. También fue seleccionado para 10 ediciones del Juego de Estrellas y ganó cinco Guantes de Oro a la excelencia defensiva.
Con su característico movimiento del codo izquierdo en el plato, Morgan era capaz de conectar jonrones, robar bases y alterar la dinámica de un juego con su audacia.
Más que nada nada, fue la pieza que terminó de darle forma al equipo de Cincinnati que conquistó dos veces seguidas la Serie Mundial, acompañando a a figuras como Pete Rose, Johnny Bench y Tony Pérez.
El sencillo de Morgan para romper el empate con dos outs en el noveno inning en el séptimo juego de 1975, dándole a los Rojos el título en una memorable serie con Boston. También fue el motor de la barrida de los Yanquis en cuatro juegos la siguiente temporada.
En una trayectoria de 22 años que culminó en 1984, Morgan anotó 1.650 carreras, robó 689 bases, conectó 268 jonrones y bateó para .271. Pero esas estadísticas no reflejan el impacto que tuvo como uno de los mejores intermedistas en la historia del béisbol.
AP