POR TOMAS AQUINO MENDEZ.- Hace un tiempo agoniza. Todavía algunos creemos que la honestidad en la política puede reivindicarse.
Recuerdo cuando inicie en la escuela primaria mi afiliación política. Fue en lo que dirigentes del Movimiento Popular Dominicano en mi pueblo, Tamayo, denominaron FEFLAS INFANTIL. Cuando me hice adolescente, ya con 17 años me llevaron a lo que se denominó UNA CELULA ESTUDIANTIL. Eso venia siendo como un comité de base de los partidos tradicionales o de la derecha. De ahí pase a ser militante de una célula municipal del MPD. Tiempo después, la izquierda comenzó a desmembrarse.
Los militantes comenzamos a tomar rumbos distintos. Algunos por rutas “equivocadas”, individualistas y hasta delincuenciales. Una parte de los emepedeistas nos mantuvimos aislados. Otros se agruparon en organizaciones ya existentes. Una parte formó grupos “nuevos” con la esperanza de seguir la lucha “revolucionaria”. Muchos seguimos con la idea del cambio en la cabeza. Otros aun tratan de mantener viva esa bandera roja y negra. La oposición al régimen de Balaguer seguía bullendo en nuestras cabezas.
El acercamiento del MPD al PRD, vía la visión anti reeleccionista del doctor Peña Gómez, más el debilitamiento de la izquierda nos encaminó a aceptar una propuesta del líder perredeísta. En l978 formamos parte de la boleta electoral.
Fue así como un importante número de jóvenes se involucró en “cuerpo y alma” en ese proceso. La oratoria democrática de Peña. Su anti balaguerismo y sus dotes de innegable líder defensor de la Social Democracia, concepto muy cercano a la lucha de clases que sustentaban grupos de izquierda, nos atrajo. Veíamos en el PRD, en ese momento, una vía para seguir luchando por un régimen distinto.
Así fue llegamos a ser regidor y presidente del ayuntamiento de Tamayo. Sin pasar a militar en esa agrupación. Así lo consignó Peña. Algunos se hicieron “oficialmente” miembros del partido y se quedaron hasta el día de hoy. Otros seguimos como amigos del partido. Hago estas disquisiciones porque HOY vemos como, sin el mayor reparo, sin remordimiento y sin otro objetivo que el beneficio personal, dirigentes de un partido, en el que han militado por años, se MUDAN a otros por la “oferta” de un cargo público o una candidatura. La ideología revolucionaria, socialdemócrata, marxista-leninista o socialcristiana fue encerrada en un BAUL con 7 candados. La moral y el pensamiento patriótico es cosa de pasado. Valoramos algunas personalidades que, como Fulgencio Severino, Higinio Báez, Narciso Isa Conde, por solo citar tres casos, HOY insisten en defender ideales puros. Pero, en la generalidad de los casos, en los partidos: MURIO LA IDEOLOGIA.