POR MARCOS SANTOS.- Cuando una persona hace una denuncia, o simplemente emite una opinión, algunos de manera equivocada, solo se detienen a fijarse quién es la persona responsable de dicha denuncia u opinión, cuando lo importante debe ser si lo que dijo corresponde a la verdad, o se trata de una vulgar mentira.
Lamentablemente ese modo de actuar es más común entre comunicadores, los cuales sin ningún rubor o abrogándose atribuciones propias de un Ser Superior, se dan a la tarea de intentar desacreditar desde el punto de vista moral, al denunciante o al opinante.
Durante el desarrollo de un juicio relacionado a un caso muy sonado en San Francisco de Macorís, el Ministerio Público, logró negociar con uno de los implicados en la muerte de una persona, para que éste ofreciera informaciones valiosas y así lograr condena contra el principal imputado de aquel hecho de sangre.
Ese testigo estrella del Ministerio Público, era gay, y la defensa técnica, intentó desacreditar su testimonio basado en sus preferencias sexuales, y no en lo que éste decía durante el proceso judicial.
Para esos abogados, todos los gays son mentirosos, no se les puede creer una sola palabra, y todo por su condición de tener esos gustos sexuales.
Tremendo error.
Pues, resulta que el testigo dijo la verdad de forma responsable, y se logró mostrar ante el tribunal la participación de aquel imputado en el asesinato de otra persona, y los jueces lo declararon culpable, atendiendo a lo declarado por el gay.
De manera pues, que ahora resulta que si algún comunicador emite una opinión sobre cualquier cosa o caso, de inmediato, algunos desaguisados se preocupan y hasta exteriorizan las razones que ellos entienden llevó a ese comunicador a emitir equis opinión.
Que locura.
Mejor revisen si lo expresado se corresponde con la verdad.
Y lo peor, es que vienen las acusaciones y las campañas de descrédito en contra de quienes dicen las cosas que entienden.
Esos desaguisados se convierten en “jueces morales” de los que opinan.
Es parte de los riesgos de este oficio.
Acusan al opinante de recibir dinero y prebendas para tratar ciertos temas, y son esos mismos, que se prestan a “acabar” con la moral y la honorabilidad del opinante, para hacerse los graciosos con los afectados por la opinión de otro.
Dejen de brechar, emitan sus propias opiniones sobre temas de actualidad, o de lo que les de su bendita gana, pero por favor, no sigan brechando.
Defender lo indefendible es de personas rastreras.
El autor es director de CALLE56.COM, MUJERESRD.COM y conductor del programa Con Marcos Santos que se transmite de lunes a viernes de 7 a 8 de la noche por Agenda 56 TV, canal 413 de Wind TVO, y en Facebook Live @agenda56 @conmarcossantos03 @alfilodelasnoticias