El estado de Nueva York no ha contabilizado miles de muertes por la covid-19 registradas en residencias de ancianos, que podrían ser hasta un 50 % más de las oficiales, según denuncia un informe presentado hoy por la fiscal general, Letitia James.
El Gobierno estatal sitúa en más de 8.500 los fallecimientos en residencias, pero la investigación de James apunta a que el número podría ser en realidad mucho mayor y denuncia que varios de estos establecimientos no cumplieron con medidas básicas para frenar los contagios.
“Aunque no podemos traer de vuelta a quienes perdimos en esta crisis, este informe busca ofrecer la transparencia que el público merece y espolear más acciones para proteger a nuestros residentes más vulnerables”, señaló la fiscal general en un comunicado.
Casi desde el principio de la pandemia, algunas voces han acusado al Gobierno estatal de Andrew Cuomo de haber agravado la crisis en las residencias de ancianos con algunas medidas, como una directiva del mes de marzo que ordenaba a estos establecimientos aceptar a pacientes positivos por coronavirus.
Cuomo siempre ha negado esa responsabilidad, pero el informe de James -demócrata como el gobernador- vuelve a echar leña al fuego.
UN RECUENTO QUE NO REFLEJA LA REALIDAD
Tras recibir quejas, la Fiscalía General ha investigado la situación en más de 20 residencias del estado y, según sus primeras conclusiones, parece claro que más personas murieron en esos establecimientos por la covid-19 de las que figuran en el recuento oficial.
El principal factor parece ser que el Estado no contabilizó como casos en residencias de ancianos los de muchos residentes que terminaron falleciendo en hospitales, aunque el informe también apunta a que en algunas instancias tampoco se incluyeron todas las muertes que tuvieron lugar en los propios centros.
La investigación concluye que la cifra oficial de muertes de residentes de hogares de ancianos parece ser aproximadamente un 50 % menor que la real, con base en una extrapolación de los datos obtenidos de 62 residencias (un diez por ciento del total del estado).
El informe, en todo caso, no aumenta el número total de fallecimientos en Nueva York, pues se considera que esas muertes sí figuran en el cómputo general, a pesar de no haberse atribuido a las residencias de ancianos.
Según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins, al menos 42.887 personas han muerto hasta ahora en Nueva York por la covid-19, mientras que las cifras del Gobierno estatal -que sólo tienen en cuenta los casos confirmados- sitúan el balance en casi 35.000.
Nueva York, que fue el gran epicentro del coronavirus en EE.UU. durante la pasada primavera, es el estado con más muertes, seguido de California y Texas (que tienen mucha más población) con 38.828 y 35.889 fallecimientos respectivamente, según Johns Hopkins.
MALAS PRÁCTICAS
La investigación de la Fiscalía General también denuncia que algunos centros no cumplieron adecuadamente con medidas básicas para frenar los contagios, al no hacer un aislamiento adecuado de los enfermos, no someter a pruebas a los trabajadores u obligar a empleados positivos por coronavirus a seguir trabajando.
Como ejemplos, la Fiscalía señala que recibió quejas de que un hogar de ancianos de la Gran Manzana mantuvo durante meses a residentes que habían dado positivo por el coronavirus SARS-CoV-2 mezclados con el resto, pues no había creado aún una unidad separada para ellos.
En otra instalación de Long Island, mientras, supuestamente se repartió por la residencia a pacientes transferidos tras pasar por el hospital con coronavirus, a pesar de que había camas disponibles en su unidad de covid-19.
El documento señala que, pese a estos hechos, no está claro que las compañías que operan las residencias o individuos con responsabilidades puedan ser llevados ante la Justicia, dado que con motivo de la pandemia Nueva York cambió leyes para dar inmunidad al sector sanitario ante posibles demandas por la gestión de la covid-19.
En ese sentido, James recomendó que se eliminen esas modificaciones, aprobadas por Cuomo el pasado marzo.
“Mientras que la pandemia y nuestra investigación continúan, es imperativo que entendamos por qué los residentes de hogares de ancianos de Nueva York sufrieron innecesariamente a un ritmo tan alarmante”, señaló la fiscal.
LAS AUTORIDADES DE NUEVA YORK REACCIONAN
Por su parte, el Departamento de Salud de Nueva York restó importancia al informe encargado por Letitia James subrayando que la única diferencia entre los números de la Fiscalía y los publicados por las autoridades radica en dónde fallecieron los ancianos, pero que la cifra total de muertos por coronavirus en Nueva York no cambia.
«La Oficina de la Fiscal General sólo se refiere al número de personas que estaban en residencias pero que fueron transferidos a hospitales y después murieron. (James) sugiere que todos deberían ser contados como muertes en residencias y no en hospitales a pesar del hecho de que murieron en hospitales. Eso no cambia el número total de muertes», afirma un comunicado remitido a la prensa en nombre del comisario de Salud, Howard Zucker.
«El propio informe de la Oficina de la Fiscal General repudia la sugerencia de que no se contaron todas las muertes», agrega.
En cuanto a la mala praxis que tuvo lugar en las residencias para evitar contagios y que se incluye en el informe, Zucker apunta que coincide con la información de la que había alertado el propio Departamento de Salud inicialmente, y que es «precisamente» la razón por la que se pidió que llevara a cabo una investigación.
EFE