Nuevo intento de asesinato contra Trump marca campaña electoral sin precedentes en EE.UU.

WASHINGTON.- El nuevo intento de asesinato contra el expresidente y aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ocurrido este domingo marca una campaña presidencial sin precedentes en Estados Unidos, en la que en menos de tres meses han sucedido dos intentos de asesinato de un candidato, un relevo en la postulación demócrata y dos debates electorales con resultados muy diferentes.

El primer atentado contra Trump ocurrió el pasado 13 de julio en Pensilvania, durante un mitin en un recinto al aire libre. Mientras se dirigía a la multitud desde el escenario, un hombre armado disparó desde una posición elevada, impactando en la oreja derecha del magnate y causándole una herida superficial.

El equipo de seguridad evacuó a Trump rápidamente. El atacante y un asistente al mitin resultaron muertos. Aunque Trump fue trasladado a un hospital cercano para ser suturado, su salud no se vio comprometida. Pocos días después, Trump reanudó sus actividades políticas, minimizando el incidente y agradeciendo a su equipo de seguridad y a los médicos.

Este domingo, el expresidente fue nuevamente víctima de un intento de asesinato, esta vez mientras jugaba al golf en el Trump International Golf Club en West Palm Beach, Florida.

El hombre no llegó a disparar

Un hombre armado con un rifle AK-47 con mira telescópica se acercó al campo, pero fue detenido por el Servicio Secreto antes de que pudiera disparar. El incidente, ocurrido alrededor de las 13:30 (17:30 GMT), está siendo investigado como un intento de asesinato por el FBI.

Trump resultó ileso y confirmó en un comunicado que estaba bien, enfatizando su determinación de no rendirse. El sospechoso, identificado por algunos medios como Ryan Wesley Routh, fue arrestado tras intentar huir en una camioneta negra, y las autoridades recuperaron el arma y otros objetos en el lugar.

Poco antes del primer atentado, Donald Trump y el presidente y entonces candidato demócrata, Joe Biden, mantuvieron un cara a cara el 28 de junio en Houston, Texas. El cara a cara se caracterizó por la errática actuación del actual inquilino de la Casa Blanca.

Durante el encuentro, Biden mostró signos de confusión y dificultad para articular sus respuestas, lo que Trump aprovechó para atacarlo en temas como inmigración y economía.

Los analistas políticos llamaron la atención sobre el impredecible desempeño de Biden como un punto crítico que aumentó la presión en el seno del Partido Demócrata.

Este giro llevó a la nominación de la vicepresidenta Kamala Harris como candidata presidencial demócrata para las elecciones de noviembre.

A partir de ese momento, el enfrentamiento electoral quedó configurado entre Harris, de 59 años -quien de ganar se convertiría en la primera mujer, afroamericana y asiática en ejercer la presidencia- y Trump, de 78 años -un expresidente condenado cuya administración y campaña han estado marcadas por ideas racistas y actitudes misóginas.

Así las cosas, el pasado 10 de septiembre tuvo lugar el primer, y hasta ahora único, cara a cara entre Harris y Trump, que estuvo marcado por una intensa confrontación sobre política exterior, cambio climático y justicia racial.

El expresidente republicano atacó la identidad racial de Harris y se mostró evasivo respecto a sus planes de salud, mientras que la aspirante demócrata se centró en lo que consideró como logros de su administración y las propuestas para el futuro.

Las encuestas posteriores indicaron que Harris fue percibida como la ganadora, especialmente entre los votantes más jóvenes y las minorías, en un escenario donde la tensión política sigue creciendo a medida que se acerca la elección presidencial.

Con dos intentos de asesinato, el retiro de Biden de la carrera presidencial y dos debates con dinámicas y resultados contrastantes, la campaña hacia las elecciones en Estados Unidos del próximo 5 de noviembre continúa siendo una de las más impredecibles y sobresaltadas de la historia reciente del país

EFE

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