NUEVA YORK.- El equipo legal del expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández ha adelantado que presentará una oferta de fianza a las autoridades de Estados Unidos de tres millones de dólares para poder preparar su defensa en libertad. El exmandatario era presuntamente visitado por Rabbí Yosef Cohen, militar de la Armada de República Dominicana.
Tras su extradición hace unos días a Estados Unidos, donde la Justicia le reclama por una alegada serie de delitos relacionados con el crimen organizado y el tráfico de drogas, sus abogados han informado que la propuesta, que cuenta con el respaldo de la comunidad judía en ese país, será presentada en las próximas semanas.
Así, la defensa ha asegurado que la comunidad judía de Estados Unidos e Israel está dispuesta a abonar la fianza de tres millones de dólares que solicitarán ante el juez Stewart D. Aaron previsiblemente el próximo 10 de mayo, cuando se fijó la siguiente audiencia.
No solo cuenta con el respaldo económico, sino que también está siendo visitado en el centro de detención de Brooklyn en el que se encuentra por el rabino mayor de Honduras, Aaron Lankry, y el rabino Yosef Cohen, antiguo capitán de la Armada de República Dominicana, cuenta el diario ‘La Prensa’.
«Él está en estudios profundos judíos», han explicado los abogados de Hernández, quien se estaría iniciando en el Talmud –el texto central del judaísmo– «para incrementar su conexión espiritual con dios y recibir comida kosher judía».
La defensa Hernández, que «tiene un espacio privado» con acceso «a una cancha de baloncesto, televisión y un lugar donde hacer ejercicio» en el centro de Nueva York en el que se halla, ha revelado que el antiguo jefe del Cártel de Sinaloa, Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, prestará declaración para comprobar, si tal como dice la acusación, financió de alguna manera al expresidente hondureño.
Fuertemente escoltado por la Policía y bajo una gran atención mediática, Hernández fue finalmente trasladado a Estados Unidos la semana pasada tras más de dos meses detenido en un centro de alta seguridad de Tegucigalpa.
Otrora uno de los principales aliados de Washington en la región, el expresidente hondureño acabó cayendo en desgracia a medida que las sospechas sobre sus vínculos con el narcotráfico se hicieron más evidentes –la cadena perpetua a su hermano Toni Hernández– y sobre todo por la imposibilidad de revalidar mandato.