POR DANILO CRUZ PICHARDO.- El presidente Luis Abinader destituyó a Roberto Fulcar del Ministerio de Educación bajo supuestas sobrevaluación. La cancelación del antiguo jefe de campaña del candidato del PRM la población la percibe de correcta, pues estuvo envuelto en escándalo, en los dos años de gestión, desde su inicio, con la compra carísima de unos lirios para adornar su despacho.
Para un hombre que se “quemó con la peor nota” posiblemente en el principal ministerio, lo que le sorprende a la opinión pública es que lo hayan designado ministro sin cartera, devengando un sueldo de 300 mil pesos cada mes sin atribución alguna. Es un premio.
Ese premio además contiene un mensaje: “Eres mi pana y quiero que te enfríes, te necesito para la campaña, tú vuelves a ese cargo para mi segundo período, mientras tanto agarras esa teta”. La designación de Fulcar es indecente.
Esa es la lectura que el suscrito ofrece a ese movimiento del ajedrez político que ha hecho Abinader en torno al caso Fulcar. Sin embargo, como supuestamente tenemos un Ministerio Público independiente, le corresponde a esa instancia realizar una investigación exhaustiva en el Ministerio de Educación, el cual recibe un 4% del PIB y ningún político, por fuerte y respaldado que se sienta, debe desviarlo.
Y ya tenemos el precedente del poderoso Lisandro Macarrulla, ministro en licencia de la Presidencia, que se consideraba intocable, pero de forma responsable y valiente la Procuraduría General de la República lo incluyó en el expediente Medusa, en el cual se le imputan múltiples ilícitos.
El movimiento con Fulcar es una simple balaguerada. Joaquín Balaguer era un político que no recibía desgaste por culpa de ningún funcionario, lo removía frecuentemente y en caso necesario lo enviaba al banco, banco momentáneo, por largo tiempo y eterno. Usaba los hombres como si fueran de un equipo de béisbol.
El dato más resaltante del Gobierno era su carácter elitista y lo más parecido, de la historia reciente, había sido el Triunvirato, pero con las remociones de funcionarios y la designación de Fulcar ministro sin cartera lo asemeja bastante a Balaguer (guardando la distancia de derechos humanos y libertades).