Patria de verdad

POR NARCISO ISA CONDE.- A lo largo de nuestra historia, el ejercicio del poder, ha posibilitado a grandes capitalistas criollos y extranjeros, a la alta burocracia y jerarcas militares y policiales, explotar al pueblo trabajador, someter a la semi-esclavitud a la inmigración haitiana y su descendencia; controlar una gran parte de recursos públicos y naturales del país (empresas, puertos, aeropuertos, servicios públicos, autovías, presupuestos, instituciones, tierras, playas, bosques, ríos sol, vientos, minas y fuentes de aguas…). Controlar, sobre-explotar, corromper, depredar y contaminar… hasta generar crisis ambientales, empobrecimientos y desigualdades brutales.

Ellos hablan de patria para robarse la patria. Califican a migrantes haitianos de invasores, le chupan la sangre y exprimen sus cuerpos. Esa es la patria de mentira, las que ellos controlan junto al PRM-PLD-FP y comparsas.

Patria es territorio, barrio, campo, vecindad, amistades, familia, amores, sabores, sentimientos, costumbres, historia heroica, solidaridad, riquezas colectivas, seres humanos libres y naturaleza protegida. Es cultura, merengue, sancocho. Es autodeterminación del pueblo…Precisamente lo que ellos se roban, manipulan o aplastan. ¡Patria es sobre todo humanidad!

Nuestra diáspora es humanidad, es patria y tiene identidad: “no es solo remesas” La patria rompe fronteras y “razas”. La nuestra es multicolor. Es de muchas cepas y enormes valores, aquí y allá.

Es historia y continuidad. No nace en frontera alguna. No se define contra pueblos hermanos, sino frente a imperios opresores. Nace en la historia heroica, en sus reveses y victorias, en los aborígenes exterminados, en los esclavos africanos, en la mezcla de culturas, en las gestas libertarias…

Renace en lucha contra la patria de mentira, por lo que hay saludar y asumir como patrimonio colectivo y arma de lucha, la obra de un gran poeta y formidable luchador: “Los que cruzan los sueños” / “Cantata de la migración y el exilio humano”, de Luis Carvajal (Cuchito), quien se abrazó al alma de los mal llamados ausentes, para cantarle a sus grandes valores, injusta y cruelmente menospreciados:

Somos los jornaleros del asfalto,

los constructores delas ciudades que no nos nombran, los cuidadores de niños que no son nuestros, los que limpian hospitales que nos expulsan.

Los que recogen las cosechas de bocas que no nos conocen.

Nos hermana el miedo ajeno que no teme, El rechazo que nos iguala, La mirada que nos niega. Pero somos uno.

Uno en la música que resiste, En la danza que rompe la noche, En la lágrima que no cede, En la risa que nace aún bajo la bota. Versos hermosos, sublimemente subversivos, válidos para todas las migraciones, incluida la del heroico pueblo haitiano.

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